Como cadáveres, en puro esqueleto, refugio de indigentes, ratas, gatos, perros y con maleza y árboles crecidos en los costados: son 6 camiones que dieron lo mejor de si mismos en el transporte público colectivo de Reynosa.
De la ruta "La Cañada", ahí quedaron a un costado del canal de riego "Guillermo Rhode", sobre el circuito Independencia después de una curva prácticamente sobre el bordo de este cuerpo de agua.
Rugieron por las calles de la Cañada: La Veinte, la de la Feria, el boulevard Hidalgo, lateral sur del canal Anzaldúas, pasaron por los desniveles abajo de donde cruzan a diario los vagones de Ferrocarriles Nacionales de México y ahora, de las compañías extranjeras.
Circularon a un costado del mercado "Guadalupano" y se adentraban al corazón del "centro de la ciudad" hasta llegar a la Aldama y regresar por la calle Nicolás Bravo , para luego de nuevo bajar al desnivel número uno pasar frente a la clínica del ISSSTE, para luego retomar el boulevard Hidalgo completando el circuito vial.
Así llevaron obreros, amas de casa, estudiantes, personas de todas las edades a talleres, dependencias, escuelas, cines, y casas.
Modelos de 1990, 1992 y dos mil que lucieron flamantes algún día.
Asimismo constituyen el producto del trabajo de armado de obreros de la empresa CASA del estado de México .
Algunas albergan colchones, cobijas, cómodas, roperos, platos y vasos quizá de alguien que de repente se protege del frío o de los rayos del sol o... de la lluvia.
La estructura movilizadora de una buena parte del occidente de la ciudad, la ruta La Cañada, sus células motorizadas que circularon por las venas de la ciudad, yacen y duermen un sueño eterno.
Descansan en paz.