De día y de noche es lo mismo, escasean los clientes en La Calle del Taco.
Otrora una avenida de gran afluencia de comensales mexicanos y mexicoamericanos se deleitaban con carne asada, tacos de deshebrada, de carne de puerco, de frijoles con queso.
Igual saboreaban Tortas de la Barda estilo Tampico, flautitas, enchiladas, los de trompo, bistec, tostadas de pollo, de frijoles con queso, tacos rojos estilo Saltillo, aguas frescas y refrescos.
El ritmo de un trio, mariachi y uno que otro conjunto con arpa y violín, listo para quien lo quisiera contratar.
Muy apenas se ve un farafara hoy.
La farola ya no suena, el tambor menos y de cuando en cuando un capotrasto hace más agudo el rasgueo de una guitarra.
Existen cuando menos cuatro salones para fiestas infantiles aún.
SON 300 METROS
DE TAQUERÍAS
Caminar entre arboles y farolas que ostentan la marca de la casa unas paloma, la paloma de Maki Ortiz Domínguez la alcalde.
Así se ven la figuras de palomas en los anuncios de la estructura vial, igualmente en la escases de los árboles y palomas grabadas en barro de color rojo en banquetas y entradas de cocheras.
No hay clientes, pero si hay palomas, La Calle del Taco.