Estambul.
Un atentado con vehículo bomba frente a un cuartel de policía en la ciudad kurda de Diyarbakir, en Turquía, ha dejado ocho muertos y más de 100 heridos, según ha confirmado el primer ministro turco, Binali Yildirim. Dos de los muertos eran policías, cinco eran civiles y un supuesto miliciano del PKK. El ministro ha responsabilizado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado por el Gobierno un grupo terrorista.
El atentado ha ocurrido frente al cuartel de los agentes antidisturbios de la Policía, apenas siete horas después de la detención de once diputados del del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), entre ellos sus líderes, Figen Yuksekdag y Selahattin Demirtas, que vive en Diyarbakir, al sureste del país. Los parlamentarios son investigados por presuntos crímenes relacionados con "propaganda terrorista".
El vehículo utilizado era, según los medios locales, un minibús de transporte de pasajeros cargado de explosivo. Pero poco antes de llegar a su destino tuvo un impacto con un taxi, cuyo conductor se dio cuenta del contenido del minibús y gritó “¡Hay una bomba!”. Esto provocó que numerosas personas pudiesen huir antes de que los militantes accionasen el explosivo lo que habría permitido salvar vidas.
Tras la explosión, se escucharon disparos y la policía inició una operación de captura de los presuntos autores con apoyo de helicópteros militares Sikorsky. “Los heridos han sido trasladados a los hospitales y están siendo tratados”, informó la delegación provincial del Gobierno en un comunicado en el que pidió a la población “actuar con sentido común” y subrayó la necesidad de mostrar “unidad”.
El gobierno ha intensificado su campaña militar en el sureste para erradicar a los combatientes del PKK, al que considera un grupo terrorista, y que han lanzado ataques casi diarios desde la ruptura de un frágil alto el fuego en 2015. A partir de entonces se han reanudado los enfrentamientos, combates y ataques, en una región ya marcada por la violencia de la guerra de Siria y las acciones del grupo terrorista Estado Islámico en este país y en Irak.
El partido prokurdo ha reclamado en varias ocasiones en los últimos meses al Gobierno y al PKK que alcancen un acuerdo para reabrir el proceso de diálogo. Sin embargo, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, considera que el HDP es el brazo político del PKK, con el que ha descartado un nuevo proceso de negociación, centrando su estrategia en una ofensiva militar que ya ha dejado cientos de víctimas en ambos bandos, así como entre la población civil.