Es una tarea ardua definir la virilidad sorteando los lugares comunes y huyendo de convenciones machistas. En la RAE no se complican la vida: “Perteneciente o relativo al varón”. La pregunta que surge es inevitable: ¿Qué es lo que pertenece al varón? ¿Es siempre lo mismo? María José Rociles Rubio, profesora en la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, planteaba otra pregunta mucho más clarividente en su trabajo El estudio sobre las masculinidades. Panorámica general: “¿Qué tiene que ver el griego de la isla de Kalymnos, que rehúsa tomar precauciones para bucear en aguas profundas en busca de alimento, porque con el desprecio de la muerte demuestra su masculinidad, con el varón semai, de Malasia, que considera que lo mejor que puede hacer, ante un peligro, es huir?”.
El sociólogo estadounidense Michal Kimmel le da una respuesta: “La virilidad no es estática ni atemporal, es histórica; no es la manifestación de una esencia interior, es construida socialmente; no sube a la conciencia desde nuestros componentes biológicos; es creada en la cultura. La virilidad significa cosas diferentes en diferentes épocas para diferentes personas”.
Pero no hay mejor indicador para delimitar qué es viril y qué no lo es que preguntar a las mujeres: en un plano sexual, para ellas, este concepto suele ser positivo. “Tenemos un radar para captar la virilidad, porque es algo que nos excita”, dice Amanda Rovira, una funcionaria de 46 años, y enseguida matiza: “Ojo. Estoy hablando desde un plano erótico, de juego. El exceso de virilidad en otros campos no nos gusta tanto”.
El doctor en Psicología Andrés Arriaga considera que sí existe un concepto de virilidad muy básico y primigenio, desde la aparición del homo sapiens hace cientos de miles de años. Y lo ubica en una zona específica del cerebro: “La sensación de seguridad, la protección, el macho que lleva la comida a casa, que lleva el calor al hogar… son impulsos localizados en el mesencéfalo, que es la parte más pegada a la especie humana, a lo antropológico”.
La sexóloga y psicóloga Marisa Díaz apoya esta tesis: “Una mujer ve la virilidad como componente erótico, no como actitud vital. Y hay que tener muy claro que la sexualidad de una mujer no depende del otro, sino de una misma. Si no conoce su cuerpo, no sabe cómo sentir placer, da igual a quién tenga delante. Una vez superado esto, obviamente hay atributos de la otra parte que generan estrógenos. Hay una erótica muy común entre las mujeres que no tiene por qué ser machista, porque se circunscribe al ámbito de la cama, no al día a día. Y es el sentirse dominadas. Que el hombre sea más fuerte, que dirija las posturas, que lleve las riendas. A muchas les gusta que les digan palabras sucias en la cama, y eso no significa que luego les guste que las insulten o las piropeen por la calle. Una cosa son los juegos, la imaginación, la fantasía en el terreno sexual, que no tienen nada que ver con todo lo demás. Ahí entraría la virilidad como componente sexual, aunque ojo, no es el único”.
Hemos preguntado a varias mujeres de diferentes edades y profesiones, qué le da un plus de virilidad a un hombre. Este es el resultado…
1. Elena Machado (39 años, profesora): “Cuando cambia las velocidades del coche. El hombre dominando a la máquina con los brazos en tensión. Cuando veo a mi marido hacerlo, es uno de sus momentos masculinos del día. Yo le miro siempre de reojo”.
2. María García (34 años, diseñadora gráfica): “Me parece muy sexi un tipo que no tenga cuenta en ninguna red social, y que no alardee de ello”.
3. Yvonne Nogués (39 años, diseñadora): “Un papá solo, con cochecito.
Que no sea tu marido. Se juntan dos cosas: el morbo de un desconocido al que algo le ha ido mal porque está soltero, tal vez sea un canalla, pero mantiene el rollo paternal. Es sensible. La sensibilidad masculina es lo que más me puede gustar”.
4. Marta Velázquez (38 años, consultora financiera): “Alguien que hable bien sin ser consciente de ello. Hablar bien de forma natural es algo muy viril. Una mujer que habla bien también es muy femenina, ojo. Se da el caso de que es una virtud que potencia los dos sexos”.
5. Lola Briones (30 años, diseñadora): “Un tipo cocinando. Hablo por mi experiencia: un tipo que cocina bien, en un 99% hace el amor bien”.
6. Elisa Rodríguez (fotógrafa): “Cuando salgo con un chico a tomar algo y el se pide whisky solo. Me gusta. Me parece súper masculino”.
7. Ainara López (26 años, estudiante): “Que cruce las piernas de una forma que no sea viril porque él es tan viril que se lo puede permitir”.
8. Ana Sanchidrián (31 años, camarera): “Una voz bonita. Que no sea chillona, eso nunca, mejor tirando a grave. Una voz bonita en un hombre le hace ganar muchos enteros”.
10. Noelia Vázquez (41 años, periodista): “Un antebrazo musculoso asomando de una camisa remangada. Suena muy típico, pero que levante la mano la primera a la que no le guste esa imagen. Es de lo más viril que hay. Y si se le marcan las venas, mejor”.
11. Cristina Acedo (34 años, camarera): “Que juegue con los niños y se parta de risa con ellos. Mi chico lo hace mucho con mis sobrinos, y me derrito. El rollo paternal es muy, pero que muy viril”.
12. Loreto Cancho: (45 años, secretaria): “Alguien que está escuchando una conversación, sabe mucho más del tema que los que están hablando, pero está callado”.
13. Elena Blanco (39 años, socióloga): “Que se ría con toda la cara. Que se le mueva hasta la última arruga, de la barbilla hasta la frente, cuando se ríe, que se le marquen bien los pliegues alrededor de los ojos. Es una risa sincera, y eso da la imagen de un tipo que va de frente. Hay pocas cosas que me pongan tanto como eso”.
14. María Aller (29 años, periodista): “Que ande descalzo por la casa. Sin calcetines. Un tipo andando por tu casa en vaqueros y con los pies al aire es lo más. Es como tribal. Pero con las uñas cortadas: eso es fundamental o se rompe el encanto”.
18. Andrea Puente (37 años, ama de casa): “Cuando se pasa la toalla después de afeitarse. Esa imagen de un hombre limpio, oliendo a aftershave… Me gusta mirar a mi marido mientras se afeita, todo el proceso”.
19. Sandra Oliva (41 años, ama de casa): “Que se deje barba. Que se haya puesto de moda la barba es lo mejor que les puede haber pasado: con ella, incluso muchos chicos feos se convierten en guapos. Y es un atributo muy masculino”.
20. Sonia Amor (34 años, dependienta): “Un poco de barriguita. No mucho, lo justo. Seré rara, pero no hay nada que me parezca más viril que eso. Mi marido ha empezado a ir al gimnasio, y no creas que me hace demasiada gracia”.