Reducir la desigualdad es una necesidad para garantizar la seguridad y fortalecer el mercado interno, único motor con potencial de crecimiento y generación de empleo en las condiciones actuales de la economía externa.
El economista Alberto González Káram, destaca además que precisamente la persistencia de las desigualdades sociales y económicas, así como los elevados niveles de pobreza, hacen necesario replantear la política social.
“El nuevo objetivo estratégico de desarrollo para el período 2018-2024, consiste en lograr simultáneamente mayor igualdad, acelerar el crecimiento y conservar la estabilidad”.
Dijo que la lucha contra la desigualdad es un imperativo económico. “El lograr una mayor igualdad es también una necesidad para la seguridad, debido a que la desigualdad erosiona la cohesión social y facilita la violencia”.
Manifestó que las actuales condiciones de inseguridad y violencia no son explicables sin considerar el deterioro de las circunstancias en que viven la mayoría de los jóvenes por el contraste y desigualdad brutal que padecemos.
“La política social debe estar desvinculada ni subordinada a la económica y la solución del problema de la pobreza debe estar ligada a la solución de la inequidad en la distribución del ingreso y ambos al crecimiento”.
La solución a la pobreza externó, es un asunto de incorporación de la población a la vida económica, para lo cual se requiere un sistema con un mercado interno que integre a la mayor parte de la población por su trabajo y su capacidad de agregar valor en la producción y en los servicios.
“La nueva política social debe también limitar las acciones focalizadas que han provocado duplicidad de programas, errores de inclusión y exclusión, segmentación de programas y vínculos muy débiles con la raíz del problema”.
Los esquemas de inserción laboral y la remuneración justa del trabajo, misma que tiende agravarse ante la devastadora devaluación que se avecina al ampliar la brecha entre los pocos que tienen mucho y la mayoría que no tiene nada, concluyó.