Siete años llevan esperando que los incluyan en la campaña nacional Sin Hambre y nada más les dicen que sí, pero no les dicen cuándo. Se trata de personas discapacitadas que lo único que piden es una despensa que les es negada cada vez que la solicitan.

“No es justo que no nos tomen en cuenta para esa clase de apoyos y sí en cambio sabemos que benefician a otras gentes que no tienen ninguna necesidad porque van a recoger los productos a bordo de buenas camionetas o carros”, dijeron Juana María García Ortiz, Rocío Ríos Domínguez y Angélica Magaña.

Nueve, entre hombres y mujeres fueron el sábado anterior a la Jornada de Atención Integral porque les dijeron que ahora sí atenderían su solicitud, pero otra vez les comentó el personal de Desarrollo Social federal que no había ingresos y que posiblemente el año entrante podrían incorporarlos.

“Es una verdadera injusticia la que están cometiendo con nosotros. Las autoridades inexplicablemente atienden más a quienes no tienen necesidades económicas que a nosotros que vivimos inclusive en extrema pobreza”, añadieron quienes tienen que trasladarse de un lado a otro en silla de ruedas, con muletas o andadores.