En vísperas de su viaje a México, el Papa Francisco ha pedido no tapar, sino denunciar la corrupción y la violencia generada por el narcotráfico en el país, según dijo en entrevista.
“El México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los carteles, no es el México que quiere nuestra Madre”, afirmó el Pontífice, de origen argentino.
“Por supuesto yo no quiero tapar nada de eso, al contrario, exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas”, puntualizó el Papa.
Francisco hizo estas declaraciones respondiendo a cuatro preguntas formuladas por fieles mexicanos a través de un vídeo que vio el 22 de enero en su albergue de Santa Marta, en el Vaticano, y que fueron recolectadas por Andrés Beltramo, de la agencia Notimex, y por el Centro Televisivo Vaticano.
En este marco, el antaño arzobispo de Buenos Aires explicó que la razón por la que va a México es para buscar soluciones que le permitan a México encontrar la paz.
De manera directa, afirmó que la paz se puede encontrar sólo si hay diálogo con todo el pueblo.
“La paz nace de la ternura, de la comprensión, la paz nace o se hace en el diálogo, no en la ruptura y esta es la palabra clave, el diálogo: diálogo entre los dirigentes, con el pueblo y entre todo el pueblo”, dijo.
No obstante, reconoció que la situación de inseguridad y violencia en México equivale a una guerra.
“Ustedes están viviendo su pedacito, su pedacito de ‘‘guerra’’, su pedacito de sufrimiento, de violencia, de tráfico organizado”, indicó.
“Quisiera ser en México un instrumento de paz, pero con todos ustedes”, explicó, en otra parte de su intervención. Con estos conceptos como base, Francisco también subrayó de nuevo la importancia de no dejarse guiar por el dinero.
“Por favor, no entrar en ninguna, en ninguna tranza que por ganar dinero, me esclavice toda la vida en una guerra interior y me quite la libertad, porque la paz da libertad”, arguyó.
Abordando otro tema, Francisco volvió a insistir sobre su idea de cómo deben ser y actuar los miembros de la Iglesia católica, a los que él quiere inmersos en los problemas de las sociedades en las que viven.
“(La) fe tiene que crecer y salir hacía afuera y meterse en la vida de todos los días, una fe pública”, indicó.
“Si la fe no sale a la calle, no sirve, y que la fe salga a la calle no significa solamente hacer una procesión”, criticó, en referencia a los sacerdotes tantas veces ha llamado ‘doctores de la ley’, es decir, aquellos teólogos rígidos y que no tienen contacto con la gente.