Rosa Andrés trata de comprar siempre la carne más barata, la que rinda y que pueda servir como alimento para la familia durante dos semanas.
El adquirir carne representa un gasto mayor, por eso siempre buscan los cortes más baratos, los que tengan más sabor y que sean aptos para hacer un caldo, una sopa o acompañarlas con enchiladas, todo dependiendo del presupuesto.
Compra molida de res, bistec, costilla sin hueso y en algunas ocasiones adquiere dos kilos de pollo con un costo de 50 a 60 pesos promedio.
“No consumimos normalmente carne, es un consumo de acuerdo a nuestras posibilidades, cuando hay un poco de dinero, o ahorramos en otras cosas, podemos comprar carne, antes compraba un corte más caro, pero la situación económica ya no lo permite”, recalcó Rosa.
Rosa y su familia, acuden al centro comercial para hacer la despensa, cada que su esposo le da dinero para las compras, ya que se dedica a trabajos de albañilería, por lo que cada que se puede, compra carne.
“No consumimos mucha carne, compró alrededor de 400 pesos de carne y me tiene que durar dos semanas, para combinarlos con verduras o alguna sopa, todo es dependiendo de lo que me de mi marido”, recalcó.
La jefa de familia, explica que cuando no hay para comprar carne, se sustituye por huevo, verduras y algunos otros platillos más económicos.
De acuerdo a la Central de Abastos en Reynosa: el consumo per cápita anual es de 18 kilos por una población de aproximadamente un millón, lo que representaría 18 mil toneladas, y mensualmente mil 500 toneladas de carne.
BENÉFICO Y SALUDABLE
La Secretaría de Salud reconoce que el consumo de carne moderado al menos dos veces a la semana es benéfico para la salud, siempre y cuando esté acompañado de verduras y otros alimentos que proporcionen un balance, ya que el consumo en exceso de carne roja o embutidos, incrementan factores de riesgo de diversos padecimientos como colesterol y triglicéridos que inciden en enfermedades del corazón.