Ya no es solamente el ciudadano común víctima de los amantes de lo ajeno o los roedores de dos pies, sino que ahora resulta que también se han convertido en clientes favoritos hasta los difuntos, obteniendo un botín a últimas fechas de 7 hurtos entre puertas y ventanas...y los que se acumulen.
Esto luego de que para amanecer el día de ayer en el panteón Municipal antiguo, quienes ahí trabajan así como el director de camposantos Salvador Pedraza, se llevaron la sorpresa de que los amantes de lo ajeno habían visitado varias capillas y no precisamente para saludar a los muertos, sino para hurtar las puertas de entrada con todo y marco igual algunas ventanas de aluminio.
Una señora quien para su desgracia le toco construir la lapida y luego la capilla muy cerca de la barda y de una puerta que comunica a un domicilio aledaño, dijo estar harta y fastidiada de que los ladrones los hayan agarrado de encargo, pues van con esta siete veces que le vuelan la puerta de entrada a la capilla, como así lo reafirmó al asentar el reporte en la Agencia del Ministerio Público.
Entrevistado por reporteros Salvador Pedraza Hernández director de panteones del Municipio, dijo que ahora sí que los ladrones se están pasando de lanza, pues como en el caso de la señora ya ni la amuelan van siete veces que le roban la puerta de fierro con todo y marco de la capilla.
“Con estos tres últimos robos en muy poquito tiempo ya van más o menos unos siete y bueno pues buscaremos la manera de reinstalar la vigilancia por las noches, pues antes no había tantos robos”. Consideró que los rateros son personas tiradas al vicio sin oficio ni beneficio, y que inclusive más o menos saben de quienes se trata sólo falta agarrarlos.
“Yo creo que las quieren para irlas a vender al kilo como fierro viejo, y comprarse para su vicio, para que otra cosa”. Curiosamente los robos tanto de puertas como ventanas se han registrado en su mayoría del lado norte del camposanto, y él o los ladrones tienen toda la noche para llevarse el botín, ya que quitan la puerta con todo y marco, el que estén remachadas con cemento o amarres de fierro eso no representa obstáculo alguno para los malandrines.
Este tipo de latrocinios que se suman a los que se registran en forma periódica en toda la ciudad, representan un indicativo del clima de inseguridad que se continúa viviendo a pesar de las acciones de gobierno, que se siguen viendo ridículas e indefensas ante este tipo de aves de rapiña que se siguen despachando con la cuchara grande en la más completa impunidad, sólo falta que roben las iglesias o los féretros.