La oferta que hoy inunda los anaqueles poco hace sospechar que el cereal fue inventado por un médico, quien buscaba una mejor nutrición para sus pacientes. Es más, las primeras mezclas eran de consistencia tan rígida que se dejaban reposar en leche durante la noche.
De aquella receta original, con harina integral y sin endulzantes, no queda mucho. Desde 1891, con el descubrimiento de las hojuelas de maíz, los cereales han transformado sus formas, colores y aditivos hasta llegar a la variopinta oferta que hace posible dedicarles un bar.
Sí, los bares de cereal son tendencia. Ahí están Cereal Lovers, en Madrid; Cereality, en Nueva York; Cereal Killer Café, en Londres; Cerealiste, en París, y la lista podría continuar.
"Este concepto nace en Londres; hace unos cinco años se expandió a España, donde ahora hay un boom y recientemente llegó a México", explica Alan Alfaro, socio de Estación Cereal, inaugurado hace algunos meses en la Condesa y por abrir en Coyoacán.
Nostalgia y personalización son parte de la fórmula con la que estos negocios han conquistado a los millennial. Cientos de cereales, leches y sustitutos vegetales teñidos de colores, decenas de toppings y jarabes hacen infinitas las posibilidades en cada tazón.
"El de Mario Bros les encanta a los veinteañeros; a las niñas les fascinan los de princesas; los fanáticos de la saga se vuelven locos con el de Star Wars, aunque no siempre lo tenemos; otros que gustan mucho son el de roles de canela y el de Oreo".
"Queremos que la gente entre 25 y 30 años, que es nuestro target principal, los disfrute como en su infancia. Los de más de 40 vienen a recordar cereales que había en su niñez y que ya no llegan a México. El fin de semana es familiar", cuenta Alan.
La selección de éste y otros locales está en buena parte acaparada por marcas estadounidenses, pero hay por ahí, entre las 150 cajas, cereales japoneses, alemanes, suizos, españoles, portugueses, peruanos...
"Hemos tenido cereales muy raros, como uno de algas; otro francés, de unicornios de berenjena con zanahoria, y un japonés de hojuelas integrales con matcha y escarchado de té chai", describe el emprendedor de 27 años.
A excepción de los fines de semana, el antojo de cereal no acompaña el amanecer, sino el ocaso. Es a partir de las siete de la noche cuando el desfile multicolor alcanza su apogeo en la barra de Estación Cereal.
Eso de cenarse los platos que normalmente se acostumbran para el desayuno también es una moda bautizada como brinner (breakfast for dinner, en inglés).
"¡Esto está increíble! Veo cada cajita y me emociono porque hay muchas que son de la infancia, sabores que me encantaban y, cuando era niño, también les echaba toppings", confiesa emocionado Erick Rico, de 31 años, quien minutos antes hundía la cuchara en un tazón grande con Krave, Oreo y Mario Bros, galletas y sustituto de leche de coco.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. La nutrióloga Stephanie Reuben puntualiza que estas mezclas pueden superar las mil calorías, más que una comida en forma deben considerarse un capricho azucarado ocasional.
"No te nutre en lo más mínimo. Para que así fuera, tendríamos que buscar un cereal con alto contenido de fibra; es decir, que en los carbohidratos haya más gramos de fibra que de azúcar. Lo ideal sería encontrar uno sin azúcar o jarabe de maíz en los ingredientes.
"En cuanto a complementos, mi recomendación sería un sustituto de leche de almendra sin azúcar, porque al ser de grasa vegetal hace que los azúcares del cereal se absorban más lento", agrega la licenciada en nutrición.