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Y tiene más que una razón para valorarla así: es sorda.
Estefany Parra Rubio, de 21 años, concluyó la preparatoria y planea estudiar una licenciatura.
Como aún no tenía resuelta su autonomía económica hizo un paréntesis, durante un año, para capacitarse en Estilismo y Desarrollo Personal, en el CECATI 116.
Luego el Servicio Nacional de Empleo (SNE) le proporcionó recursos por 25 mil pesos en especie, en mobiliario y equipo para que abriera una estética en la colonia Las Cumbres, en la casa marcada con el 538, del Callejón Tres.
A casi un mes de haber inaugurado el establecimiento Estefany ya tiene clientes, aún sin hacer publicidad.
En la entrevista atendió a dos clientas: madre e hija, corte de cabello a la primera y tratamiento facial a la segunda. Ambas se fueron satisfechas y sorprendidas de que la estilista era sorda. “Es muy buena estilista, vamos a regresar”, dijo la señora.
Estefany fue una alumna destacada en preparatoria. Cursó becada los dos últimos años del bachillerato en el Instituto Tamaulipeco de Capacitación para el Trabajo (ITACE).
También realizó con excelencia sus prácticas profesionales del nivel medio superior.
Durante los últimos dos años en el ITACE, Estefany siempre tuvo el apoyo de Xochitl Milca Martínez Martínez, quien traducía en lenguaje de señas los temas que exponían los profesores.
Se hicieron buenas amigas y hasta la fecha se conserva ese lazo de fraternidad entre alumna y maestra.
Xochitl Milca la apoyó para que se inscribiera en el curso de estilismo y personalidad. Desde 2017, Estefany ha pospuesto su ingreso a la universidad o una escuela superior magisterial, pero pronto reanudará su preparación, ya que su principal pasión es ser maestra de primaria, en educación incluyente de niños con discapacidad auditiva, para ayudarlos a superar los problemas que ella misma enfrentó en clases por esa discapacidad.
APERTURA
En el CECATI 116 se aplica desde hace cinco años el Programa de Atención a Grupos Vulnerables, entre los que se cuentan madres adolescentes, personas de la tercera edad y población en desventaja o pobreza extrema, así como
discapacitados.
En cada año o ciclo escolar atiende a un promedio de 70 personas con capacidades diferentes, entre las que destacan las que tienen discapacidad motriz, auditiva y Síndrome Down.
A los discapacitados se les otorgan becas hasta del 80 por ciento, dependiendo del resultado del estudio socio-económico que se les aplica.
El 20 por ciento restante es para pago del seguro médico que les da cobertura en la atención de accidentes que pudieran sufrir en el trayecto de la casa a la escuela y viceversa.
Los cursos que prefieren las personas con discapacidad son los de computación, preparación de alimentos y estilismo, siendo mayoritario de computación.
En el ciclo escolar 2017-2018, de las cinco mujeres inscritas se graduaron dos.
Una de las egresadas -Estefany- ya puso su propio negocio y la otra está por inaugurar su estética. Ambas con apoyo del SNE.
“Están más interesadas por el autoempleo que en ingresar al mercado laboral. Quieren lograr su desarrollo y autosuficiencia a título personal, sin depender de nadie”, subrayó Díaz Ramírez.
UNA NIÑA DE SEÑAS Y GESTOS
Desde edad temprana Estefany se dio cuenta que era la única de sus hermanas que no se comunicaba igual, que tenía que hacerlo por señas y gestos para que la entendieran.
Sus primeros puentes para comunicarse con el mundo fueron Juana Rubio Reséndiz y Rafael Parra Lara, sus padres, así como sus hermanas Elizabeth, Claudia, Diana y Laura.
El hermano menor David, de 19 años, posteriormente jugó el mismo papel.