Debido a la constante presión del Gobierno Federal y el alza en los costos de importación de autos usados, empresarios del ramo han tenido que cerrar sus puertas, quedando solamente un 15 por ciento abierto y con un 5 por ciento de empleados del total.
Según una estadística desde hace años, toda la problemática pegó a un millón de trabajadores en todos los estados fronterizos del país, incluyendo gente del interior que también participara con sus talleres.
En Reynosa hace nueve años eran un total de 200 negocios de este giro, por lo que tuvieron que cerrar 180, quedando solamente alrededor de 20 abiertos que tratan de subsistir.
Hugo Jofre Chávez, representante de los comercializadores de autos usados, comentó que independientemente de la carestía de la vida y la inseguridad, los altos costos de la importación disminuyeron el trabajo y muchos tuvieron que cerrar ante la presión del gobierno.
“Este golpe que dio el gobierno a todos los importadores y se favorecía a la industria automotriz usada, fuimos golpeados, de un 100 por ciento quedamos si acaso un 15 por ciento de todos los importadores que éramos”, dijo.
Al importar autos había varios giros de empresas que dependían de este negocio, hojalatería, taller de pintura, mecánicos y más.