Los 5 delincuentes que el pasado 29 de febrero a las 9:20 horas incursionaron en la tienda de conveniencia que se ubica en la avenida Espuela número 500 de la colonia Petrolera actuaron como si siguieran el guión de una película de acción y suspenso.
Todo lo tenían planeado y cada uno de ellos sabía que tenían un papel que cumplir con exactitud. Conocían a la perfección los movimientos, la ubicación de sus objetivos y hasta los sistemas computarizados que utiliza la empresa para sus movimientos financieros. Evidentemente o son empleados de la cadena de tiendas de conveniencia o ex empleados que desempeñaron un nivel medio, al grado de conocer información altamente confidencial.
Los cinco miembros de la banda de asaltantes a su llegada cada uno se colocó en lugares estratégicos que les permitieron someter a los empleados, inutilizar las cámaras de seguridad, rociándolas con pintura en spray, apoderarse de las cajas registradoras, saquear los aparadores que exhibían cigarros, vinos, whisky celulares, cargadores y aparatos de tecnología digital.
El que parecía ser el jefe se posesionó de una de las computadoras, donde realizó transferencias monetarias a numerosas cuentas bancarias, cuyos dígitos quedaron inscritos en una hoja de cuaderno que se les cayó al momento de retirarse.
Los atracadores causaron daños en las chapas de las puertas que dan a las oficinas cuyo acceso está restringido por encontrarse en ellas las computadoras que sólo son operadas por personal de alto nivel.
El sujeto que penetró a esas oficinas sabía como manipular los equipos de cómputo y conocía las claves de acceso a los sistemas, razón por la cual se le facilitó la realización de las transferencias de dinero. En total se informó que se llevaron 18 mil 632 pesos con 20 centavos en efectivo, mercancía por 50 mil 959.70 y realizaron transferencias por más de 80 mil pesos.
Cabe señalar que uno de los asaltantes llevaba puesta una camisola con los logotipos de la tienda de conveniencia, lo que evidencia su relación con la empresa. En su mayoría iban encapuchados, según pudieron captar las cámaras desde su arribo y antes de que empañaran la lente con pintura plateada en spray.
DESCARADOS Y CíNICOS
Mientras unos saqueaban, otros atendían a clientes que llegaban a la tienda, pues conocían a la perfección el movimiento de la misma. No despertaron sospechas, durante el tiempo que permanecieron en el lugar que fueron más de dos horas.
Además tuvieron la precaución de limpiar con cloro todos los lugares donde habían dejado impresas sus huellas.