Menos de 100 días necesitó Miguel Herrera para volver al futbol. Pasaron 97 entre su abrupta salida del Tricolor y la llegada a los Xoloitzcuintles de Tijuana, club al que dirigirá a partir del Clausura 2016.
La directiva fronteriza hizo oficial la contratación. Un candado reglamentario le impide dirigir en el actual torneo, debido a que ya había empezado cuando aún estaba en funciones como entrenador nacional, pero fue seducido por el proyecto que le fue ofrecido y el enorme anhelo de demostrar que el despido del 28 de julio no tuvo que ver con factores cancha.
“Lo mío fue extra futbol, porque los resultados ahí están”, sentencia el “Piojo”, entrevistado vía telefónica. “Salí de la Selección siendo campeón [de la Copa de Oro] y conmigo se dieron circunstancias que pocas veces pasan, pero demostraremos que tenemos capacidad para seguir enseñando, que estamos listos para hacer las cosas importantes”.
Su objetivo con la Jauría será dar la vuelta olímpica, más allá de que el equipo empieza a tener problemas en la tabla de cocientes.
“En todos los equipos siempre hay presión”, recuerda. “Lo importante es armar un plantel que pelee en la parte de arriba de la tabla, clasifique [a la fase final] y busque los títulos... Es la única forma de alejarte en la porcentual”. (México, D.F.)