Debido a un leve accidente en el que los daños fueron muy mínimos, peritos viales se movilizaron a una hora en que la carretera a Río Bravo, presentaba su mayor afluencia vehicular.
Al arribar al lugar del accidente, vieron un automóvil Sonic y una vagoneta Pontiac las cuales a simple vista no presentaban daños.
Sin embargo los dos conductores permanecían a orillas de la carretera en esperaba de los peritos.
Los cuestionaron sobre los daños que se reclamaban e indicaron muy leves raspones, en los que apenas si se advertía el tallón sobre la pintura de los dos vehículos. Pero ninguno de los dos conductores aceptaba su responsabilidad.
Uno de los testigos comentó que “serán más caras las multas que van a pagar que los daños que se ocasionaron. Deberían llegar a un convenio”, sugirió, pero ellos tendrían la última palabra. Y los peritos esperaban la respuesta para actuar o retirarse del lugar.