Nadie les pide que se vistan de caballerangos, ni de cadetes, ni de “adelitas”, mucho menos de guerrilleros independentistas, pero en escuelas, oficinas, centros comerciales y puestos de tacos lucen faldas, pantalones y peinados de colores verde, blanco y rojo.
Pañuelos, rebozos, pañoletas, gorros, kepis, sombreros de palma: chicos y grandes.
Cananas al pecho, tiras de balas, pistolas, rifles de juguete o de a deberás el viejo máuser o el 30 -30.
El Viva México, las cadenas de papel maché, el escudo nacional de plástico colgado de postes, paredes y puertas, asimismo las figuras de Niños Héroes, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, de Miguel Hidalgo, Morelos e Ignacio López Rayón.
Las representaciones teatrales en las escuelas hacen las delicias de las maestras y madres de familia.
En todas partes la música de mariachi, el Huapango Moncayo y …crisol de ritmos.
Una tendencia de tres colores representado en “pintacaritas”, ventanas y automóviles.,
Banderas de México en vehículos, casas y dependencias oficiales. En tiendas de ropa, supermercados y locales del mercado Zaragoza abundaron las ofertas de vestidos típicos para festejar las fiestas de independencia.
La publicidad en Estados Unidos y en este lado de la frontera las estaciones de radio, televisión y prensa descrita no se queda atrás: !Venta de independencia! Oferta de Independencia!
Luego las compras para la cena del “Grito de Independencia” en colonias populares, clase media y sectores residenciales: carne deshebrada para menudo, pozole, tacos, enchiladas y tamales: igualmente cerveza, tequila, agua mineral y sangría.
Sin dejar de lado la limonada, agua de melón y de sandía en garrafones de vidrio o de plástico con una enorme cuchara para servir y que no “falte nadie”.
Así abuelos y abuelas, papá y mamá, tíos y tías, jóvenes, adolescentes y niños todos juntos en una celebración patriótica, nacionalista y de fidelidad.
Unos se dan cita frente a la presidencia municipal, y otros se dan cita en sus casas, igual como un ritual, como metido en la sangre, la tradición de volver a gritar con fuerza “Viva México!”.