La definición de un partido molero bien podría acompañarse de una imagen del México-Senegal.
Más allá del lindo discurso de enfrentar en Estados Unidos a rivales de jerarquía, el Tricolor abre el 2016 con una plantilla alternativa y muy polémica, en la que alzan la mano el portero Alejandro “El Pikolín” Palacios y el volante Cándido Ramírez.
Y lo hará en el Marlins Park, un estadio diseñado para el beisbol, frente a un equipo africano que reservó a lo más decente de su repertorio para mejor ocasión al apostar por los Sub 23, de los cuales dos fueron al Mundial Sub 20 el año pasado.
A la afición le pintaron un duelo con Javier Hernández, Andrés Guardado, Miguel Layún y Oribe Peralta, de acuerdo con el cartel promocional en la página de los Miami Marlins de la MLB, aunque al ser Fecha FIFA los tres primeros no iban a ser cedidos por sus clubes europeos.
Los aficionados tendrán que conformarse con un Tricolor “B”, por un precio que oscila entre los 50 y 125 dólares, equivalentes a 939 pesos y 2 mil 347.50 pesos de acuerdo al tipo de cambio de 18.78 pesos por dólar, registrado ayer; para ver a Messi, Agüero y Tévez enfrentar al Tri en septiembre, la gente desembolsó entre 40 y 250 dólares.
Juan Carlos Osorio quería a Colombia como contrincante (octava del mundo) y sólo recibió a una Selección que con sus mejores elementos es la 45 del ranking FIFA, que apenas tiene una participación en una Copa del Mundo (2002) de 20 realizadas y que desde que su técnico Aliou Cissé arribó desde marzo del año pasado apenas presume 7 amistosos y exclusivamente contra equipos africanos.
México se alista para enfrentar a Canadá el 25 de marzo en Vancouver, en una cancha de pasto sintético, y tampoco en eso se preparará mucho en el césped natural del Marlins Park, que tendrá una portería en el dugout de tercera base y la otra frente al bullpen visitante en el jardín derecho.
La cancha mide 101 por 71 metros, según cifras de Soccer United Marketing, y dista de aquellas en las que habitualmente juega el Tri, como las de la Liga MX, el Mapfre (Columbus) o el Rose Bowl (Pasadena), de 105 por 68 metros.
Chivas ni siquiera quiso prestar a jugadores y si acaso cedió a Carlos Salcedo fue por la suspensión del defensa, abriendo más la polémica por la utilidad de que México juegue este tipo de partidos.