YAKARTA, Indonesia
La fuerza de la naturaleza arrasó ayer en Indonesia.
La catástrofe inició con un sismo de 6.1 de magnitud, luego un fuerte terremoto de 7.5 que produjo un tsunami de hasta 2 metros de altura que arrastró todo a su paso, provocando un número aún incalculable de víctimas.
El tsunami golpeó Palau y Donggala, en la isla de Célebes, a unos 80 kilómetros del epicentro.
Según fuentes hospitalarias, al menos 30 personas murieron y 21 resultaron heridas, pero las autoridades del país no habían dado cifras oficiales hasta anoche.
Tras el anuncio del último seísmo, la agencia de gestión de catástrofes avisó de que se avecinaba un tsunami, pero siete minutos después retiró la advertencia.
Un video desde la planta superior de un parking muestra, sin embargo, la llegada de una ola imponente que sumerge varios edificios y anega una mezquita en Palau.
Entonces, el pánico se desató entre los habitantes. Los residentes corrían a abandonar las calles para refugiarse en lugares elevados.
El recuento de víctimas y daños está siendo difícil porque se encuentran afectadas algunas infraestructuras y cientos de estaciones de red eléctrica, indicó el Ministerio de Comunicación e Información.
Anoche (hora local), las autoridades aún tenían problemas para coordinar los esfuerzos de rescate sin energía mientras la zona era remecida por réplicas.
En agosto, una serie de seísmos asoló la isla de Lombok, situada al suroeste de Célebes, y dejó más de 500 muertos.