Washington, D.C.
Al inicio de su discurso del Estado de la Unión, el presidente Barack Obama prometió que intentaría que su último evento fuera breve.
Fue más corto que la mayoría de sus discursos del Estado de la Unión, pero no más breve que el primero.
Su discurso del martes fue de una hora. El primero que dio, en 2009, duró 51 minutos.
El más largo, en 2010, se alargó a 69 minutos, según The American Presidency Project.
Las reacciones al último discurso del Estado de la Unión del presidente Barack Obama subrayan la división política en Washington.
Los demócratas ovacionaron cuando el mandatario habló de enmendar el sistema migratorio, la protección a los niños de la violencia por armas de fuego y el aumento al salario mínimo. Los republicanos permanecieron en sus asientos, y algunos ni siquiera aplaudieron.
Cuando Obama elogió a las fuerzas armadas, todos aplaudieron de pie. Todos se levantaron de sus asientos cuando el presidente dijo que “había un listón rojo que se necesita cortar” y pidió más dinero para intentar curar el cáncer.
Algunos republicanos abuchearon cuando Obama dijo que “es palabrería política” decir que existe un declive en la economía estadounidense y que los enemigos del país se han fortalecido.
Algunos temas fueron más complicados. Cuando Obama pidió al Congreso la aprobación del Acuerdo Comercial Transpacífico, solo aplaudieron de pie cerca de una decena de demócratas.
En su último Mensaje sobre el Estado de la Unión, el presidente Barack Obama se comprometió entre muchas cosas a no cejar hasta lograr una reforma migratoria, mayores protecciones contra la violencia de las armas y aumento al salario mínimo.
Ante una sesión conjunta de la Cámara de Representantes y del Senado, en el magno recinto del Capitolio, el primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos enfocó su último informe presidencial en el futuro del país.
“Arreglar un sistema migratorio descompuesto, proteger a nuestros niños de la violencia, paga igual para trabajo igual, licencias con goce de sueldo, incremento de los salarios mínimos”, enumeró el mandatario ante legisladores, su gabinete y ministros de la Corte Suprema.
“Todas estas cosas aún importan a las familias trabajadoras, son las cosas correctas que hay que hacer y no voy a cejar hasta conseguirlas”, remató Obama.
Sus propuestas desataron un inmediato aplausos y ovaciones de los legisladores demócratas, pero silencio de los republicanos.
La referencia presidencial al tema migratorio ocurrió en momentos que más de 145 miembros de su propio Partido Demócrata repudiaron su decisión de lanzar redadas para la deportación de familias inmigrantes centroamericanas.
Contra la expectativa de algunos demócratas, Obama no anunció ningún cambio en su política de deportaciones.
Para enfatizar la importancia que asigna al tema migratorio, la primera dama invitó a su palco de honor Oscar Vázquez, un indocumentado mexicano que ingresó a las fuerzas armadas de Estados Unidos y logró convertirse en ciudadano estadunidense.
Vázquez, quien llegó a los 12 años de edad a Phoenix, fue un alumno destacado en las ciencias exactas y formó parte de un grupo de jóvenes de la preparatoria Carl Hayden, que venció al equipo de robótica del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
En su mensaje, Obama emplazó a legisladores demócratas y republicanos a aprovechar su último año de gobierno para aprobar iniciativas a favor de los estadunidenses.
Entre sus prioridades mencionó la reforma del sistema de justicia criminal y el combate al abuso de medicamentos con receta.
PIDE LEVANTAR EMBARGO A CUBA
Barack Obama, hizo un nuevo llamado al Congreso, el último en un mensaje a la Unión, para que levante el embargo contra Cuba, al señalar el fracaso de la política de aislamiento contra la isla.
“Cincuenta años de aislar a Cuba fracasaron en producir la democracia, colocándonos en retroceso en América Latina”, dijo el mandatario al pronunciar su ultimo discurso sobre el estado de la nación ante una sesión conjunta del Congreso.
Obama defendió de nueva su decisión en diciembre de 2014, junto con el presidente cubano Raúl Castro, de restablecer relaciones con su otrora rival de la Guerra Fría.
El mandatario dijo que el fracaso de la política promovida bajo la premisa de esos días fue lo que lo llevó a “abrir la puerta y el comercio” con la isla, “posicionándonos para mejorar las vidas de los cubanos”.
“¿Quieren consolidar su liderazgo y credibilidad en el hemisferio? Reconozcan que la Guerra Fría se acabó, levanten el embargo”, exhortó ante la nula reacción de los legisladores republicanos.