Corregir el comportamiento de los hijos de manera correcta resulta difícil para los padres reynosenses, tan solo en el Hospital General de Reynosa el 80 por ciento de los casos que son atendidos en psicología infantil tienen como queja “El mal comportamiento del niño” admitió la psicóloga y directora de salud mental Laura Carmona Castillo.
“La primer solicitud es que el niño es desobediente, no trabaja en la escuela, es muy grosero, muy violento con sus compañeritos, aquí el problema es que el niño es etiquetado, si los padres los vieran en consulta se dieran cuenta que se ponen tristes por que piensan que nadie los quiere, que no sirven para nada, que no hacen las cosas bien, hablamos de niños de 6 o 7 años que piensan que no son buenas personas por la actitud de los padres que no saben como ayudarlos”.
En su experiencia, las terapias solicitadas para menores de 10 años requieren acompañamiento de los padres, debido a que los malos hábitos, berrinches y enojos están relacionados a las actitudes de sus progenitores que de manera inconsciente son adquiridos.
“Porque sabemos que los niños son un reflejo nada más de la situación que se está dando en la casa, a veces padres violentos, gritos, golpes, hay casos de mucha violencia en la familias, padres divorciados y no con situaciones tranquilas si no que muchas veces se pelean e involucran a los menores en los problemas de adultos y esto termina con una dinámica familiar mala, el gran error que cometen los padres es olvidarse que los hijos son su reflejo y por eso los niños no saben qué hacer y por lo tanto empiezan a querer llamar la atención con algunos comportamientos”.
FALLAS
De acuerdo con Carmona Castillo las principales fallas en la educación de los hijos se debe a que los correctivos que dan los padres no buscan la reflexión antes del castigo, tampoco cuentan con disciplinas congruentes ni con metas a corto plazo y en su gran mayoría, el menor carece de un ambiente de respeto o de valores en casa.
En la ciudad de Reynosa, recientemente se hizo viral en redes sociales el caso de Karen Mejía, madre de una niña de 8 años que para corregir su bajo rendimiento escolar, vocabulario y comportamiento optó por sacarla a vender chicles a una avenida, acompañada de un letrero con la frase “Vendo chicles porque no valoro lo que tengo“.
Por otro lado en las respuestas de los padres de familia al ser cuestionados del qué acciones utilizan para corregir el comportamiento, se escuchan practicas repetidas como cancelarles el uso de aparatos electrónicos, negarles la entrada de dinero y prohibirles las salidas.
Para ejemplo la señora Rocío Ramos madre de 4 hijos quien ha buscado en la restricción del uso de celulares, televisión y en hacer tareas domésticas una manera de educar cuando los hijos no entienden.
“Todos los hijos son diferentes, a los chicos cuando se portan mal les pido que hagan el aseo de alguna parte de la casa o que no vean tele pero a los grandes la verdad es que no encuentro la manera de cambiarlos porque si les quito el celular actual igual, me dicen quítamelo al cabo que después me lo regresarás”.
Como ella, está Abraham Ramírez quien comentó que estas practicas las aplicaba cuando la mayor de sus 2 hijas era menor de 14 años, una vez cruzando esa edad, las correcciones cambiaron por platicas
“Antes la castigaba uno quitándole los juguetes, no les compraba dulces o ropa, ahora ya está grandes y no la puedo regañar ni gritar porque ella me regaña a mi, piensa que ya como es grandes los padres ya no podemos hacer nada”.
Ambos padres, reconocieron que estas acciones correctivas parecen poco funcionales, ya que a final de cuentas los hijos adquieren su propia personalidad que es influenciada por amigos y el entorno.
ANTECEDENTES
La situación por la que atraviesan estos padres para cambiar el comportamiento de sus hijos resulta muy diferente para aquellos que anteriormente servían de mentores, donde los golpes eran vistos de manera normal y “las nalgadas” se daban por faltas de respeto simples.
Francisco López un hombre de 63 años reconoce que en su infancia recibió golpes de su madre con objetos cotidianos.
“Me corregían cuando me portaba mal, yo en ese momento era niño no era consciente de lo que hacía o decía, no tenía porque reaccionar así, la situación llegó a un grado en el que incluso mi madre autorizaba que si yo no rendía en la escuela como debía me dieran goles por la regla en la yema de los dedos, ella pensaba que me hacía un bien, y tal vez sí, no me considero una persona con traumas o con problemas para desarrollarme pero trato no estar ni repetir eso que ella hizo conmigo”.
Nuestro país firmó en 1990 la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño bajo el compromiso de crear leyes y reglas que prohiban castigos corporales a los menores de edad, el documento quedo plasmado en la ley general de los Derechos de los Niños que sanciona cualquier atentado contra la integridad física de un menor.
En Reynosa existen organismos como la delegación de Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el área de procuraduría del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) que pueden brindar orientación a quien lo requiera de manera gratuita.