Tarántulas como plato principal es sólo el comienzo. Más de 30 lugares, cientos de personas y decenas de alimentos. Éstas son sólo algunas de las experiencias que ha atravesado Sadie Whitelocks al emprender el maravilloso propósito de recorrer el mundo.

Sin duda alguna, viajar es uno de los momentos más enriquecedores que puede vivir una persona. Lo cierto es que no hay libro, película o experiencia que logre igualársele.

A través de las personas, las comidas y la infinidad de culturas que yacen en el mundo son capaces de alterar y modificar permanentemente la forma que tenemos de percibir el mundo y cómo enfrentamos la vida.

Esto bien lo sabe Whitelocks, quien a través de los diversos rumbos que ha tomado su vida en los últimos años, ha logrado vislumbrar que el mundo es aún más inmenso de lo que creemos.

De igual forma, sus papilas gustativas han tenido la maravillosa oportunidad de saborear las culturas a través de sus extraños, perturbadores e incluso asquerosos alimentos. A pesar de que todos los países contienen una lista de platillos que suelen presentar similitudes con nuestra cultura, esta chica ha querido experimentar hasta con aquellos que sobrepasan con cualquier razonamiento ético.

Tarántulas, sangre de vaca, globos oculares y patas de pollo son algunos de los alimentos que integran la extensa lista de platillos extraños que Whitelocks ha probado en el transcurso de su viaje. En la mayoría de las ocasiones, éstos han sido ofrecidos y/o obsequiados por los lugareños, por lo cual esta chica no ha tenido mucha opción de decir que no.