La tradicional carne asada que acostumbra la gente de la frontera perdió su gran sazón en el gasolinazo, como consecuencia del incremento a los hidrocarburos también subieron de precio los cortes fines que disfrutaban las familia durante los fines de semana.
A penas pasaron 15 días del incremento de las gasolinas en todo el país y los precios de los productos cárnicos más consumidos en esta zona ya subieron de precio, algunos en forma exagerada.
El 24 de diciembre y el último día del 2016, las familias disfrutaban de la carnita asada, sin pensar cuánto tendrían que gastar, la intención era convivir.
Y ya iniciando el 2017, subió el costo de la gasolina y todo empezó a encarecer, a pesar del acuerdo nacional para evitar una escalada de precios.
La fajita, carne suave y jugosa, de gran sabor que no puede faltar en la parrilla, fue uno de los productos que más encareció.
De 189 pesos que costaba el kilo, ahora lo venden hasta en 250 en algunas carnicerías de la ciudad.
La tradicional aguja que muchos disfrutan en previo a que salga todo el asado, también subió de precio al irse de los 140 a los 200 pesos.
Antes que todo hay que prender el bote, para lo cual hay que hacer un gasto ligeramente más elevado, el carbón aumentó de 25 a 28 pesos la bolsa y hasta la cebolla para limpiar la parrilla aumentó tres pesos el kilo.
El sirlón, que también es uno de los cortes más consumidos en esta zona, subió 30 pesos el kilo, se vendía en 120 y ahora se lo llevan por 150 pesos.
Un delicioso corte de T-Bone que antes costaba 138, ahora se adquiere en 150 pesos el kilo.
La riquísima costilla cargada, bien sazonada, no puede faltar en el asador, ya tiene nuevo precio, de los 130 a los 150 pesos.
Hasta la salchicha ahora está más cara, de 35 pesos que valía el paquete ahora lo venden en 40, mientras que la Polaca subió de 50 a 55 pesos.
Para que no se apague la lumbre y conservar la tradición de la carnita asada en familia, el pollo no faltará en la parrilla ni en la mesa.
Es el producto que mantiene su costo al público y desde diciembre del año pasado se ofrece 30 pesos el kilo.
Pero antes de entrarle de lleno a la comida, es necesario calentar las tortillas, que también subieron de 14 a 16 pesos el kilo.
Y tampoco pueden faltar las deliciosas quesadillas que se pueden degustar antes de probar la carne asada.
Ahora, el queso asadero, el que más prefiere la gente, saldrá más caro, pues de los 50 pesos que costaba el paquete de 400 gramos, subió su valor a 60.
Nunca falta a quien le gusta acompañar el asado de un rico guacamole que también saldrá más caro, pues el kilo de aguacate se incrementó de 28.30 a 33.33 pesos el kilo.
La papita asada, envuelta en aluminio, con su respectiva mantequilla, una verdadera delicia, aunque ahora costará un peso y 50 centavos más, vale la pena.
Claro, sin incluir los 5 pesos que subió el bote de 425 gramos de mantequilla que de 25 pasó a 30 pesos.
Es así como la tradición más grande del norte, de la frontera, sufre también una dura embestida por el gasolinazo que ahora, para prender el carbón, hay que sacar más dinero de la cartera.