San Luis Potosí, SLP
Al punto del ridículo estuvo la Selección Mexicana de Futbol. Hasta que la rescató Javier Hernández.
El juego estaba empatado a un gol. Shahdon Winchester había puesto a temblar al Tri e Hirving Lozano había igualado para tapar un poco el ridículo.
Hasta que apareció el “Chicharito”. Jugada iniciada en la banda izquierda por Jesús Manuel Corona, quien arrastró a su marca y disparó, para el rechace del portero Adrian Foncette; el balón se elevó, parecía que nunca bajaría y lo hizo hasta que descansó en las redes, impulsado por Hernández, quien con un sorprendente salto cabeceó para poner a festejar al estadio “Alfonso Lastras”, que se le había volteado al equipo nacional.
El tercer tanto, un gran disparo de Héctor Herrera, terminó por salvar la noche.
México llegó a 21 puntos y podrá superar la marca de Ricardo La Volpe en Honduras el martes, aunque la realidad es que no se volvió a jugar bien, se ganó por la fuerza de la insistencia.
Se estuvo a punto del ridículo.
Desde un inicio, Trinidad mostró a lo que vino: a no dejar jugar y esperar el error para dar la sorpresa. Lo primero lo hizo casi a la perfección; lo segundo, casi, porque en varias ocasiones hizo trabajar a José de Jesús Corona, quien por primera vez vio la luz en juegos de eliminatoria bajo la era de Juan Carlos Osorio.
Los caribeños llegaron dos veces, pero fueron más directos que el Tri, que abusó de intentos de jugadas elaboradas, lo que permitió que la defensa rival, amontonada y todo, estirara la pierna a tiempo para evitar que el balón llegara a su portero. Hernández, como siempre, muy acelerado; el “Tecatito”, con mucha filigrana, pero poca claridad; Javier Aquino siendo más volante que extremo; y Andrés Guardado multiplicándose para tratar de crear y defender.
En el segundo tiempo, Trinidad ya ni salió de su área. Consciente de sus limitantes, se encerró en su campo e hizo más difícil que el juego mexicano fluyera. El público cambió los gritos para la perra “Frida” por los del “Chucky” Lozano, quien de la noche a la mañana se convirtió en el salvador... Y después de su ingreso comenzaron a llamar a Oribe Peralta. Pero el que apareció fue Carlos Vela, en lugar de un Giovani dos Santos de nueva cuenta intrascendente.
Carlos Salcedo se dedicó durante todo el juego a encarar a los trinitarios en vez de marcar. Se descuidó y por ahí entró Winchester para cruzar a Corona.
Comenzó a olerse la tragedia. Osorio se salió del librito y sacó a Reyes para meter a Peralta, con el objetivo tener un equipo mucho más ofensivo.
La gente del “Alfonso Lastras”, fiel en casi todo el partido y paciente en el mal juego, comenzó a volteársele al Tricolor. Los ánimos se calentaron. El público buscó bronca en la tribuna. Buscó sacar su frustración insultando a Osorio y hasta el grito “¡Eeeh pu….!”, vencido en el primer tiempo, volvió a nacer. Aunque no faltaron los siempre fieles, los que gritaban “¡Sí se puede!” y se consiguió, aunque con otra exhibición que deja bastantes dudas.