os estudios de animación deberían tener más cuidado la próxima vez que pongan a algún animal como protagonista en una aventura fílmica, sobre todo si se trata de alguna especie rara o en peligro de extinción.
La popularidad Buscando a Nemo, 101 Dálmatas o Las Tortugas Ninja aumentó la explotación de los peces payaso, los perros dálmata y las tortugas como mascotas después de que el público infantil los viera en la pantalla grande. El fenómeno amenaza con repetirse y poner en riesgo a los peces cirujano, pues este fin de semana se estrenó la cinta Buscando a Dory, donde la despistada protagonista es un ejemplar de esta especie.
EL EFECTO NEMO
En 2003, los acuarios reportaron una alza sin precedentes en la venta de peces payaso en todo el mundo, después del estreno de Buscando a Nemo, lo que alertó a la comunidad científica. De acuerdo con la organización Saving Nemo, fundada por biólogos marinos australianos, la película enviaba el mensaje de que no se debe extraer a los peces de su hábitat natural y sucedió lo contrario.
“Hemos intentado contactar a Disney sobre este asunto, pero no hemos tenido respuesta de ellos ni de otros estudios de cine.
“No buscamos que se prohíba este tipo de películas, pero sí educar a la gente”, dice, vía mail, Karen Burke da Silva, directora de Saving Nemo y profesora asociada de Conservación en la Universidad de Flinders, Australia. El grupo de expertos ha impulsado la crianza de peces payaso en acuarios, pero advierte que en el caso de los peces cirujano, como Dory, se está capturando a la especie de su entorno salvaje.
María Isabel González, doctora en Conservación Biológica y Subcoordinadora de Especies Invasoras de Conabio, México, coincidió en el peligro de los discursos de las películas animadas.
“La película Buscando a Nemo enseñó que había que liberar a las mascotas para que fueran felices, y esto fue un problema porque no sólo liberaron peces, sino el agua de las peceras, que trae patógenos y plantas con potencial de volverse invasoras y dañar los cuerpos de agua y a otras especies.
“En el caso de Dory, el pez cirujano es un pez de arrecife de agua salada y no se cultiva en cautiverio. Los que se venden en los acuarios vienen de estado silvestre y ¡no hay que comprarlos!”.
QUÉ MANCHADOS
Disney estrenó en 1996 una versión con perros reales de 101 Dálmatas en 1996. El efecto resultó contraproducente pues muchas familias que adquirieron canes de esa raza motivadas por la película, acababan por abandonar a sus mascotas. De acuerdo con reportes de CNN, en 1997 la llegada de dálmatas a los albergues aumentó en 300 por ciento. Según una publicación del portal de divulgación científica Phys.org, la moda que impulsan las películas protagonizadas por perros pueden durar hasta 10 años e impulsar, con esto, la crianza de determinadas razas.
POR ARTE DE MAGIA
Mascotas tan exóticas como los búhos se pusieron de moda con la saga de Harry Potter. En 2009, The Telegraph dio cuenta de esta situación en Reino Unido tras la apertura de un santuario para animales en Isle of Wight que se dedicó a rescatar a búhos abandonados por fans del mago creado por J.K. Rowling. Los administradores del lugar dijeron que como no se requiere una licencia especial para la posesión de dichas aves, las familias las adquirieron indiscriminadamente sin tomar en cuenta que toma años entrenarlas.
MURIENDO LENTO
En septiembre de 2014, un hombre fue arrestado por intentar introducir a territorio canadiense, 51 tortugas pegadas a su cuerpo con cinta adhesiva. En Canadá es ilegal importar sin permiso estos animales, lo cual los hace más valiosos. Según un artículo de la CBC, el estreno de Las Tortugas Ninja el verano de ese año incrementó las ventas de tortugas en aquel país en, al menos, un 20 por ciento. Lo mismo ocurrió en los 90´s, tras la transmisión de la serie animada de la franquicia.