Guadalajara, Jalisco
Lágrimas, aplausos y ovaciones ensordecedoras brotaron desde el corazón. El escenario fue perfecto para que un grande del futbol mexicano e internacional le pusiera punto final a una exitosa carrera en el Estadio Jalisco.
Rafael Márquez salió a calentar y bastó que alzara las manos en señal de agradecimiento para que se desatara el jolgorio.
Fue su noche y la vivió de manera intensa, igual que su carrera de 22 años en la élite, porque desde que debutó pintó para ser grande. Corrió y dio indicaciones, aunque también se le escaparon los ojos a la tribuna al sentirse homenajeado.
Sus compañeros salieron a la ceremonia de la Liga MX con una camiseta al revés, luciendo el número 27, ese con el que su capitán debutó en 1996. Márquez no quería voltear a ver los reconocimientos en su último partido en casa, quizá para contener el llanto.
Los jugadores de clase, los que trascienden en la historia se ganan un respeto y así lo entendieron los elementos de las Chivas, pues antes del partido se tomaron la foto mezclados con los rojinegros en señal de admiración al “Káiser”, quien agradeció el gesto moviendo la cabeza.
Con 39 años, el canterano atlista es todavía una pieza fundamental en la media cancha: justo de su experiencia y viveza, se produjo el gol de Edyairth Ortega, pues Márquez cobró rápidamente una falta y abrió cancha para Milton Caraglio, quien puso un centro.
Márquez se animó a filtrar de tres dedos, realizó los trazos largos que acostumbra y sirvió como válvula de escape en la media.
El cuerpo técnico de Juan Carlos Osorio en el Tri asistió al Clásico para ver cómo está Rafa, pues su intención es incluirlo entre los 23 convocados para Rusia 2018, donde el zaguero planea colgar los botines para siempre.
El técnico Gerardo Espinoza lo sacó tras el minuto 91 y en su lugar ingresó Édgar Zaldívar. Estalló la locura: Márquez salió de la cancha y se arrodilló, en recuerdo de su padre, su máxima figura y quien le enseñó a amar al futbol.
El jueves dijo que deseaba despedirse del Jalisco con una victoria en el Clásico y lo consiguió: el Atlas ganó 1-0 y sonaron “El Murguero” y el inolvidable “Oé, oé, oé, Rafa, Rafa”.
Eterno capitán.