Ama la vida, es jovial, risueño le dicen “Sonris” y se gana la vida haciendo pozos para sacar o meter muertos, es el “sepulturero” del panteón municipal.
Es Delfino Ramos Rodríguez que se gana la vida de entre los muertos.
Aunque ha tenido traspiés en su vida, siempre sonríe por eso sus colegas en el camposanto de Reynosa le dicen el sonris, porque?
- Nada mas mírelo siempre se esta riendo- contesta uno de sus colegas enterradores.
Su mujer una veracruzana lo abandonó y le dejo un hijo que ahora tiene quince años. Se considera un hombre de familia. Con azadón al ristre contesta las preguntas.
Es agradable ser el sepulturero dice.
“Al principio si me asustaba; una vez me salió la santa muerte vestida de rosa, con un hacha…yo creo que alguien la molestó.
“Por eso se salió a asustar gente, ahí andaba, esa vez si me dio miedo.
“También los niños, los angelitos que están enterrados aquí salen de vez en cuando y patean las tumbas, porque se enojan cuando sus familiares no los vienen a ver.
“Hacen ruidos, tumban cosas y solo se calman cuando alguien viene a verlos”.
Ramos Rodríguez dice que veces viene gente y trae tríos, guitarras y a veces mariachis y siempre cantan las mismas “canciones: “te vas ángel mío, “dos coronas para mi madre” y “cruz de madera”.
Delfino tiene varias décadas de trabajar haciendo pozos, a veces le pagan 250 pesos a veces, 300.
Cuenta con un azadón, una pala, machetes y una carretilla, no esta solo hay otros sepultureros que hacen lo mismo y se ganan la vida.
Cree que ser sepulturero es un trabajo como otro.
Los muertos no hacen nada, si se enojan y salen a veces pero no hacen nada y nadie se muere por eso dice risueño. Esa es la vida de Delfino el enterrador.