“Cuando no le llueve, le llovizna”, al personal del Centro de Salud Rector de Río Bravo. Con la lluvia de ayer por la mañana, se les inundó el lugar recién rehabilitado y muy a gusto, dejaron abandonadas las instalaciones, sin dejar por lo menos a una persona para que orientara a los pacientes que acudían en busca de atención médica.

María Luisa Daniel Gómez, quien dijo tener su domicilio en la colonia Popular, dijo que no era posible que el Centro de Salud, tuviera sus puertas abiertas a pesar de que no había servicio a la comunidad.

“Yo vengo con dos de mis hijas menores de edad para que me las vacunen y resulta que no se puede entrar porque está lleno de agua y además, no hay nadie en su interior, pues un señor que traía botas si se introdujo al inmueble y estuvo gritando por atención médica, pero nadie lo escuchó”, refirió Daniel Gómez.

De hecho, el ingreso al Centro de Salud, no se hace por la entrada principal del edificio, pues está cerrada y mediante una cartulina se le indica a los visitantes que deben entrar por la siguiente puerta.

“Se supone que acaban de gastar miles de pesos en la rehabilitación del edificio y resulta que no se puede entrar por la puerta principal y por esta otra, se llena de agua y el personal huyó con rumbo desconocido, sin dejar por lo menos a un empleado de guardia para que nos diga qué hacer”, añadió la vecina de la Popular.

Concluyó la ama de casa, que si el personal médico y administrativo abandonaron las instalaciones del Centro de Salud porque representaban algún peligro para ellos, como un corto circuito, con más razón debieron dejar a alguien al pendiente en el exterior o en todo caso, haber cerrado el lugar, pero ni eso.

En el caso de la vacunación de sus hijas, se le recomendó que las llevara a cualquier otra institución de salud pública, como el ISSSTE o el IMSS, donde la atenderían de inmediato, máxime si les explicaba lo que ocurría en el Centro de Salud y así lo hizo, acudió a la clínica de los burócratas federales y la atendieron.