Un hombre de la tercera edad alcanzó a salvar a 2 de sus nietos, pero un tercero se le escapó de sus manos y lo vio morir ahogado, sin poder hacer nada por evitarlo.
La tragedia familiar que enlutó a una familia residente en la calle Iturbide de la zona centro se registró ayer a las 15:30 horas, cuando Manuel Carrillo Rodríguez, de 65 años, enseñaba a pescar con atarraya a sus nietos Kevin Karlu, de 13 años, Isaac de 12 e Isaías Daniel de 11.
Se encontraban en el lugar conocido como “Las Piedras”, cerca de las compuertas de la presa derivadora Anzaldúas, en un lugar no muy profundo a mitad del río Bravo. Pensaban que ahí estarían seguros, pero tarde se dieron cuenta que estaban equivocados, cuando la corriente empezó a jalarlos hacia río adentro.
Los menores se asustaron y entraron en pánico al advertir que la corriente los estaba jalando. El adulto mayor en un acto heroico se lanzó sobre sus nietos, pero alcanzó a sujetar a dos de ellos, Isaías e Isaac, pero Kevín se le soltó y ya no pudo hacer nada por él.
Manuel con sus dos nietos menores alcanzó a llegar a la orilla y quiso regresar para tratar de buscar a Kevin, pero ya no lo volvió a ver con vida. La madre de Kevin, Norma Linda Sosa, de 39 años, al enterarse entró en una crisis nerviosa y empezó a gritar, pidiendo auxilio.
La abuela de los niños Lidia Sosa Peña, de 58 años, trataba de controlar a su hija, pero ésta no escuchaba a nadie y gritaba, pidiendo que comprendieran su dolor: “Es que no saben lo que es perder un hijo y ver que nadie te ayude a encontrarlo”, exclamaba entre sollozos. Algunos voluntarios acudieron a su llamado pero ya nada pudieron hacer.
Sin embargo, en poco tiempo, como nunca se había visto, en el río Bravo, muy cerca de las compuertas se concentraron, una lancha con personal de rescate acuático de Protección Civil de Reynosa, otra lancha con personal del departamento de Bomberos de Mission, tres lanchas de la Border Patrol y dos helicópteros de las autoridades norteamericanas.
Uno de los helicópteros, el más potente, bajaba lo más que se podía y con sus hélices trataba de provocar la turbulencia en las aguas del Bravo, con la intención de hacer flotar el cuerpo.
En tanto que personal de Reynosa rastreaba el río y los de Mission, se desplazaban en círculos con la misma finalidad. La búsqueda continuó hasta casi las 19:00 horas en que lograron rescatar el cuerpo.