Cada vez hay más locales abandonados que sin protección alguna llegan a ser refugio de vagos y malvivientes.
Los hay incluso en pleno centro de la ciudad como es el caso del ubicado en calle Canales entre Allende y Zaragoza.
Alguna autoridad local debiera obligar a propietarios de negocios que cerraron sus puertas hace años a que los bardeen a fin de evitar que lleguen a convertirse en un serio problema para la ciudadanía, sobre todo cuando obreros de maquiladoras o de otro tipo de negocios tienen que transitar o esperar de noche los ‘‘microbuses’’ en céntricas calles.
Así como negocios abandonados, también hay viviendas a las que ya no regresaron sus dueños por haber cambiado de residencia.