Se reúne con su familia para morir

Fue secuestrada hace 6 años en Uruapan, Michoacán y la trajeron a Reynosa a prostituirse finalmente regresa a casa

Las redes sociales, han sido causa de muchos conflictos, igualmente se han convertido en un arma letal cuando gente mal intencionada las emplea sin recato pues a través de ellas se defrauda, se lastima, se difama o se mal informa a la sociedad.

Pero cuando el concepto de la comunicación a través de la internet adquiere un alto valor y se emplea de manera responsable llega a convertirse en una herramienta con la que se alcanzan importantes logros sociales.

Recientemente en Reynosa se registró un caso que es digno de tomarse en cuenta para crear conciencia de lo que se puede lograr cuando grupos organizados trabajan a través de sus mensajes que cruzan el espacio y son capaces de unir familias que por años y por azares del destino se mantenían distanciadas y ya casi sin esperanzas de un reencuentro.

La administradora de Equipo Red de Emergencia, A. C. en sus constantes visitas al Hospital General se encontró con Rosalía Navarro López, de 40 años, encamada y bajo tratamiento de un grave padecimiento.

Al platicar con ella se dio cuenta que sus facultades mentales no eran normales, pero en sus momentos de lucidez alcanzó a comentarle que hace 6 años –en el 2011- en su natal Uruapan, Michoacán, la secuestraron, se la trajeron a la Frontera Norte, concretamente a Reynosa, donde la indujeron a la prostitución hasta que su cuerpo dejó de serles atractivo y su mente casi se había perdido en la obscuridad.

Hace unas semanas, Rosalía ingresó al Hospital Civil, donde un médico le diagnóstico un cáncer en su fase terminal.

Fue entonces que la licenciada Lety Larios llegó hasta su lecho y se interesó en su caso. Lanzó en las redes sociales el mensaje de que en Reynosa se encontraba Rosalía e hizo pública parte de su historia y los nombres de sus padres José Trinidad Navarro Vireta y su madre Lidia López de Navarro.

El mensaje a través de las redes sociales llegó hasta Uruapan y sus familiares buscaron la forma de establecer contacto con la administradora del grupo y ahí empezó lo que finalmente se convertiría en un providencial reencuentro familiar.

Larios, con un grupo de sus colaboradores adquirió el compromiso de hacer llegar a Rosalía con su familia, después de 6 años.

No le importó recorrer 1,6 kilómetros en un vehículo que consiguió prestado y que lo adaptó para el traslado, tampoco tomó muy en cuenta el desalentador diagnóstico médico.

Un galeno le advirtió que podía quedar en el camino, por la gravedad de su enfermedad, pero aceptó el reto y emprendió su aventura, solo con la idea de concederle a Rosalía su más caro anhelo: Reunirse en sus últimos días con su familia y claro que lo logró.

Rosalía llegó con vida a Uruapan y en torno a ella reunió a su madre, hermanos, sobrinos, tíos y muchos más familiares que le lloraron cuando alguien la plagió y se la llevó a la frontera.

SÓLO  20 HORAS

Rosalía alcanzó a ver y abrazar a su familia solo algunas horas. Compartió con ellos alimentos que durante sus últimos años deseó, pero su destino ya estaba marcado y sus últimas 20 horas las vivió en su máxima intensidad.

Luego partió hacía un segundo reencuentro: Con su padre que había fallecido años atrás cuando ella andaba vagando sin rumbo fijo.