Sin transparencia en la primaria Luis Cabrera

La “cuota voluntaria” es de 750 por año, 350 pesos por el agua que beben, además de 280 por guías escolares

No hay transparencia en el manejo de los recursos de la sociedad de padres de familia de la escuela primaria Luis Cabrera. Aparte de que pagan la presuntamente ‘‘cuota voluntaria’’ de 750 pesos por año, también les cobran 350 pesos para el agua que han de beber los muchachos y aún más, les obligan a comprar las guías escolares hasta en 280 pesos. Total que la educación pública, ya no es gratuita.

“Yo vengo del estado de Veracruz a visitar a mi sobrina, la cual tiene una niña en esa escuela Luis Cabrera, en donde el personal directivo, docentes y sociedad de padres de familia, hacen lo que se les viene en gana y de informes, nada”, refirió Luisana Hernández García, con residencia temporal en la colonia en el fraccionamiento Río Bravo. 

Indicó que en la Luis Cabrera les cambian de uniforme a los niños cuando les da la gana, lo cual perjudica la economía familiar, que de por sí ya está muy dañada con la crisis económica que golpea al país. 

“Aquí todo se junta: altos cobros por inscripción aunque le digan cuota voluntaria, no deja de ser un pago para que los niños puedan entrar a la escuela; les venden las guías escolares casi en 300 pesos, la cual si no la lleva el niño, pues se va atrasando porque los profes, se basan en ellas para impartir sus clases”, abundó. 

Afirmó que otra situación irregular que se presenta en dicho centro educativo, es el hecho de que no todos los niños pagan la inscripción, por lo que se está discriminando a los demás alumnos pues están privilegiando a unos, sin saber los motivos.

“Entiendo que aquí en Río Bravo, cuentan con un representante de la Secretaría de Educación de Tamaulipas y en ese sentido, considero que debe involucrarse en el tema de obligar a las sociedades de padres de familia a que entreguen cuentas claras a los papás, es decir, rindiendo informes pero mostrando las facturas de todos las compras realizadas”, añadió. 

OPINIÓN DE UN

EXPERTO ACADÉMICO

Finalmente compartió lo escrito por el catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, Octavio Rodríguez Araujo, con respecto al tema: Una propuesta integral de la educación obligatoria y gratuita tendría que contemplar ambas condiciones: horarios y alimentación de los niños en las escuelas. 

De no hacerse se está limitando en la práctica la gratuidad de la educación, pues los padres o tutores corren riesgos laborales (sobre todo las jefas de familia) por no poder cumplir una jornada de ocho horas (que en el servicio doméstico suele ser mayor) o porque tenga que pagar, de su ya precario salario, a alguien que no sólo recoja a sus niños de la escuela sino que los cuide y les dé de comer.  

Una madre viuda, divorciada o soltera con ingresos de 6 mil pesos mensuales o menores tiene que pagar, además de la renta de su vivienda, alrededor de 2 mil pesos mensuales para que le cuiden a sus hijos en condiciones, por cierto, muy frágiles y frecuentemente riesgosas. 

En muchas escuelas primarias públicas y supuestamente gratuitas hay otros gastos para los padres de familia. Los directores y los profesores les exigen uniformes que deben comprar en determinado lugar, no necesariamente donde sean más económicos.  

Les exigen, además, que forren los libros con plástico de contacto de un determinado color, que es más costoso que el papel de estraza. Si un profesor falta, por descanso o salud, los padres deben pagar un suplente, que a menudo significa 60 pesos por día y por alumno. Un viernes de cada mes no hay clases porque los profesores tienen junta. 

Los padres de familia, aunque parezca mentira, deben llevarles comida a los profesores porque dichas reuniones suelen durar todo el día.  

Por si no fuera suficiente, los padres de familia, en un sistema rotatorio, tienen que limpiar las escuelas y si no lo hacen les cobran una multa que llega a ser de 400 pesos. 

En otros casos tienen que arreglar los sanitarios, limpiarlos y hasta pintar los salones de clases. Todo esto obliga a los padres, sobre todo a las madres, a llegar tarde a sus trabajos o de plano a faltar, con el consabido descuento por día no laborado.