Con una mochila sobre la espalda y una cobija en la mano, camina Rosalino Martínez Alejandro, buscando algo de comer y con la ilusión de una oportunidad, aunque mientras avanza la desesperanza lo envuelve como una enredadera que no lo deja seguir.
A finales de noviembre procedente de Minatitlán, Veracruz, llegó Rosalino, con mucha ilusión de encontrar una mejor oportunidad de empleo, que le generara vivienda y mejores condiciones de vida, pero todo se le ha vuelto en su contra.
Cuando llegó rentó un cuarto y comenzó la búsqueda de un espacio laboral, pero conforme han pasado las semanas no ha logrado encontrar nada, se le acabó el dinero y ya lo corrieron del lugar donde se quedaba.
“No se si es por mi edad, me dicen que me espere verdad a la segunda quincena de este mes, pero yo ya ando pasando penurias porque no tengo donde quedarme, ni nada, y batallo para alimentarme”, dijo mientras las lagrimas corrían por sus mejillas.
En su pueblo trabajaba de mesero, pero el negocio cerró, ya que el dueño vendió sus propiedades y se fue, por lo que le nació la idea de venirse a Reynosa, solo, ya que no tiene familiar o conocidos aquí en la frontera.
“Quiero regresarme a Xalapa que me ayuden, si no me quieren dar dinero que me compren mi boleto de autobús y me embarquen que me vean que me voy, quiero regresarme, si a mi alguien me dice yo te voy a ofrecer trabajo yo ya veré si me establezco”, expresó.
Desesperado el hombre de 56 años, pidió ayuda y personas de buen corazón lo invitaron a comer, así como ofrecieron un techo donde pasar algunos días.
Rosalino pide apoyo a la comunidad, alguna persona que le quiera ofrecer trabajo de planta en Reynosa o en su caso le pague el boleto de autobús para regresar a su ciudad.
“Yo me vine sin desconocer a nadie, me atreví a venirme hasta sin conocer por tener una vida mejor, no conozco a nadie, quiero encontrar un empleo”, expresó.