Al ver que el policía estatal acreditable que lo agredió no había sido detenido y que el expediente se había turnado al centro de mediación antes de elevarlo al rango de averiguación previa, el empleado de la Oficina Fiscal del estado, dudaba de que se le hiciera justicia.
“Ya, si me cubren los gastos de curación y si dejan de molestarme les firmo el desistimiento y retiro la querella; yo no quiero problemas, soy gente de trabajo y no quiero poner en riesgo mi empleo en el Estado“, dijo José Luis Ramírez Gallegos, el joven empleado de la oficina fiscal, agredido a cañonazos por el policía Luis Fernando Contreras Silva.
En la agencia quinta investigadora, conforme al protocolo establecido para delitos menores, la averiguación se turnó al centro de mediación donde se entrevistarían ambas partes en un intento de emplear las medidas alternas, antes de iniciar el conflicto legal.
Pero en éste caso podrían configurarse delitos de lesiones, abuso de autoridad. Sin embargo Ramírez Gallegos, ayer adoptó una actitud titubeante, pensando en que si seguía el problema podría poner en riesgo su trabajo e incluso sufrir represalias.