En tan solo tres años, Vianey quien se dedica a lavar y planchar ropa para ganar dinero, ha cambiado siete veces de lugar de trabajo, pues el acoso, la discriminación y la falta oportunidades la han motivado a emigrar de manera constante.
La última vez que tomó la decisión de salir de la casa donde trabajaba se debió al acoso que sufría por parte de sus jefes.
“Escuchaba como me criticaban, se reían de cómo hablaba y hacían bromas de mi nombre, pero ya cuando me quise ir fue porque mi jefe y su hermano querían hacer un juego donde si perdía tenía que besar a uno de ellos”.
Como toda trabajadora informal, Vianey de 31 años de edad y madre soltera de una niña de 11, carece de indemnizaciones, vacaciones, prestaciones y seguridad social, situación que ahora exigen a los candidatos en el marco de las elecciones electorales 2018.
María Isidra Llanos Moreno, secretaria de Trabajo y Previsión Social dentro del Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar (Sinacraho) indicó que con la finalidad de que los aspirantes a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México conozcan sus exigencias se unieron a la plataforma de demandas de los trabajadores informales en la capital.
Mencionó que en la agenda de este sector se encuentra el acceso y protección social; legislación de trabajadores en empleo informal; acceso a créditos, programas y políticas sociales; fin de la discriminación; y medidas que acaben con el acoso y hostigamiento laboral.
“Quede quien quede como gobernante les estamos pidiendo una respuesta a nuestras peticiones. Nos tienen en la invisibilidad porque no ven que aportamos al Producto Interno Bruto (PIB) y contribuimos a que otras mujeres salgan de sus hogares a trabajar mientras nosotras hacemos el trabajo de casa”.
Sostuvo que en la Ciudad de México existen alrededor de 265 mil trabajadoras del hogar y 2.4 millones a nivel nacional, en su mayoría mujeres.
Detalló que en el caso de las que trabajan en la Ciudad de México la mayoría proviene del Estado de México, Puebla, Oaxaca, Colima y Chiapas.
“La discriminación empieza desde que venimos desde nuestras provincias; nos dicen diferentes descalificativos y por eso decidimos llamarnos trabajadoras del hogar, para dignificar nuestro nombre”.
“Nos preguntan que si nada más por eso mencionamos la discriminación pero también es porque no quieren nuestros trajes típicos o la vestimenta de nuestros pueblos, nos hacen poner uniforme y en ocasiones prohíben que hablemos lenguas indígenas”, añadió.
Recordó que el Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar se creó el 30 agosto de 2015 como la primera organización que pretendía garantizar los derechos de este sector, y que desde ese tiempo a la fecha la exigencia más importante ha sido la seguridad social.
Llanos Moreno añadió que junto a la plataforma de Trabajadores Informales buscan acercamientos con los candidatos a la jefatura de Gobierno, pero también a nivel nacional e internacional a través de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Algunos nos han hecho algunas propuestas pero son para los votos y nosotros lo que queremos es que den respuesta a nuestras peticiones”, subrayó.