CIUDAD DE MÉXICO.
Un choque público con el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, puso de relieve el mayor problema que enfrenta el virtual candidato presidencial republicano Donald Trump: unificar un partido profundamente fragmentado.
Ryan indicó ayer que no estaba listo para respaldar a Trump, a lo que éste contestó de inmediato que tampoco podría de momento apoyar la agenda parlamentaria de Ryan, actualmente el funcionario republicano de mayor rango en el gobierno estadunidense.
El diferendo es dramatizado porque Trump, como virtual candidato presidencial, pasa a ser por tradición política el jefe del Partido Republicano. Pero Ryan no sólo es presidente de la Cámara baja y número tres en la jerarquía gubernamental, sólo detrás del presidente Barack Obama y del vicepresidente Joseph Biden, sino además es el presidente de la Convención Nacional que debe nominar a Trump en julio.
La problemática de Trump para unificar al Partido Republicano quedó simbolizada también por la renuencia de los expresidentes George H.W. Bush (1988-92) y George W. Bush (2000-2008) a respaldar a Trump y lo que parece de entrada como un reto para encontrar un compañero de fórmula que, según la tradición, ayuda a suplir las debilidades del candidato.
De acuerdo con The Washington Post, los líderes del partido tratan ahora de evitar “que un desfile de prominentes republicanos apoye a (Hillary) Clinton”.