El hombre está fuera de peligro. Al momento de matar al oso, su compañero le dio un segundo balazo cuando ya estaba en el suelo “por defensa propia”.
Un oso muerto yace sobre al tierra. Junto a él, algas secas, palos y el mar, quieto, al fondo. En una parte de la imagen, se puede ver a algunos turistas, apuntan algo que se asoma a la orilla del mar. Tal vez el agua lo haya arrastrado. El oso, sin embargo, no se mueve. Tiene una herida de bala en el cuello. La sangre se volvió negra. Es tan profunda que apenas mancha el resto de su pelo, de un blanco impecable.
Ese cadáver ha desatado la polémica. Hasta hace apenas algunos días, ese oso estaba vivo y nadaba entre el hielo del archipiélago de Svalbard en Noruega, dentro del Círculo Polar Ártico. El lugar es famoso, además de su fauna, por la cantidad de turistas que llegan al lugar. Abrigados, pagan tours, pasean por playas y se suben en barcos donde pueden conocer de primera mano las temperaturas, y aproximarse lo más posible a los animales. Sin embargo, muy pocos de ellos cuentan con las posibilidades de que esos animales los ataquen. Los animales, piensan, son carismáticos y exóticos, jamás se les pasa por la cabeza la posibilidad de que sean agresivos.
Y ni siquiera implica ser agresivos, es importante recalcar que los animales no distinguen los actos de la misma manera que nosotros. Para ellos, en general, suele tratarse de asuntos de territorio y la sensación de estar invadidos.
Probablemente por eso, cuando el oso se encontró con un guardia de crucero, fue corriendo a atacarlo. Se abalanzó encima del guardia, pero antes de poder matarlo, un balazo en el cuello acabó con el animal. El guardia salió prácticamente ileso. Tenía heridas en la cabeza, pero afortunadamente para él no eran profundas, sus acompañantes actuaron rápido, y pudieron pedir un servicio de socorro que lo llevó a un hospital en la ciudad de Longyearbyen, en la isla Spitsbergen. Sus compañeros ya reportaron que se encuentra en una condición estable.
El trabajo del hombre herido era, justamente, proteger a los turistas que pisaran la isla ubicada más al norte del archipiélago. La empresa Hapag-Lloyd Cruises, famosa en todo el mundo por su destacados cruceros, fue la que lo contrató. Cuando le preguntaron a la compañía, un vocero confirmó la historia y, además, también relató a la BBC que el guardia que acompañaba al hombre herido le dio un segundo balazo al oso. “En defensa personal”, aseguraban.
Muchas personas creen que esto no debería ser noticia y que hasta podría ser motivo para que los guardias tengan menos exigencias al momento de portar un arma en estos tours. Sin embargo, desde agrupaciones animalistas y sujetos que simpatizan con estas causas, ha habido un posicionamiento en la vereda opuesto: Svalbard es una zona inhóspita y salvaje que conecta Noruega con el Polo Norte. Está conformado pos kilómetros y kilómetros de agua, montañas, glaciares y capas de hielo. Las condiciones son menos que aptas para que un ser humano pueda sobrevivir ahí. Sin embargo, el turismo aporta cierta terquedad e insistencia a entrar en estos lugares sin respetar las zonas donde los animales se mueven con más libertad.
Es casi como si las personas que organizan estos viajes no supieran nada sobre los 3.000 osos polares que hay en la zona (cifra que, según estimaciones demográficas, superaría a la población humana de esas islas). Y, como si esto fuera poco, todas las embarcaciones que deambulan entre los glaciares con fines turísticos, están obligadas a emplear guardias para que actúen en contra de los osos en caso de cualquier eventualidad que los involucre.
Según el sitio web de Hapag-Lloyd, ellos se enorgullecen de cumplir estas estrictas normas que se vuelven más que “necesarias” debido al contexto en el que están envueltos. De acuerdo a un guía que escribió un texto en la página de internet: “Hay reglas muy estrictas aquí. Las islas son muy visitadas por osos en el verano y todos nosotros
necesitamos a un vigilante cuando desembarcamos”. Estas declaraciones, y la enorme mediatización que ganó el hecho, ha logrado reunir una cantidad diversa de reacciones. Desde ironías, hasta derechamente molestia.
El comediante Ricky Gervais, por ejemplo, escribió un tweet que decía “Vamos a acercarnos demasiado a los osos polares en su hábitat natural y después matarlos si ellos se nos acercan a nosotros”; y el usuario nicell70, por otro lado, dejó un testimonio más acabado y donde relataba de manera más profunda su indignación. En la red social del pajarito, escribió: “Esta historia es hórrida. Someter a un animal en peligro en su hábitat natural mientras es invadido por humanos explotadores y glotones”.
A pesar de que algunas personas podrían alegar que los osos polares pasan una gran cantidad de tiempo en el agua, y esto significa una especie de permiso para caminar por la tierra en la que duermen, es necesario actualizarse. El calentamiento global ha hecho que el Ártico tenga bruscos cambios de temperatura, y el derretimiento de los polos hace que los osos pasen más tiempo en la tierra. Están obligados a abarcar distancias más grandes a la hora de cazar. Según la Associated Press, 18 cruceros pasarán esta semana por Longyearbyen.