Después de varios meses de ahorrar parte de sus respectivos salarios para comprar “de un jalón” estufa y refrigerador, el matrimonio Jiménez Salazar aprovechó las ofertas y descuentos del denominado Buen Fin para abastecerse de ambos aparatos electrodomésticos, tan indispensables en el hogar.
Con muchos años de uso, la estufa y refrigerador del matrimonio estaban en sus últimos días de utilidad, “en etapa terminal” como eufemísticamente se le dice a los moribundos, enfermos desahuciados a punto de morir.
Y así fue, casi al mismo tiempo, con unos cuantos días de diferencia, la familia se quedó sin los dos electrodomésticos, porque el refrigerador ya no enfriaba ni el ánimo, y la estufa significada un riesgo de siniestro en potencia ante tantas reparaciones.
Como en esas fechas no les ajustaba para comprar ambos aparatos de contado y ya no podían echarse encima una deuda más si los compraban a crédito.
Así las cosas, luego de cavilar sobre el asunto el matrimonio decidió esperar el Buen Fin para aprovechar los descuentos de hasta 30 y 40 por ciento que -estaban enterados- por lo general se oferta en artículos linea blanca durante esa promoción comercial de fin de año, y se dedicaron a ahorrar lo más que pudieran sin afectar los gastos del hogar.
Julieta Salazar López, quien reside en la colonia Narciso Mendoza, recordó que mientras tanto, para suplir le estufa desempolvaron una parrilla eléctrica que tenían olvidada entre los trebejos viejos, y como refrigerador su esposo utilizó una hielera de hielo seco que compró en 60 pesos en una tienda de conveniencia, la cual para que resistiera más la forró con cinta masking tape.
Dicha hielera fue efectiva para conservar alimentos perecederos en poca cantidad, los mas indispensables, con tan solo echarle un poco de hielo, el cual renovaban día a día.
Salazar López dijo: “El tiempo se fue sin sentir. Cuando ya estábamos acostumbrados al uso de la hielera y la parrilla llegó el fin de año, el ‘Buen Fin’ que tanto esperamos”.
Lo ahorrado les alcanzó para comprar los dos aparatos, modestos pero nuevos; la estufa con el 40 por ciento de descuento y el refrigerador un 30 por ciento menos de su valor real, ofertados en una tienda departamental del bulevar Morelos, con entrega a domicilio, sin costo de transporte.
Claro que antes de compararon precios en varias tiendas porque no disponían de mucho dinero, hasta que encontraron oferta y los aparatos a su gusto y posibilidades.
De esos meses de incomodidades e improvisaciones por la falta de estufa y refrigerador solo queda de recuerdo la hielera, que la familia Jiménez Salazar conserva en un rincón de la cocina.