Un celular propio de espías

Basado en Android, el Blackphone 2 promete ser el más seguro en cuanto a privacidad de datos.

Por fuera podría pasar por un Android de alta gama más. Sin embargo, al intentar encenderlo todo cambia. Blackphone 2 apunta alto. Cuenta con una peculiaridad importante: todas las comunicaciones están cifradas por defecto. Siempre.

Detrás de este móvil está Javier Agüera (Madrid, 1992), un joven que ya creó su propia marca de celulares y fue destacado por el MIT como uno de los más destacados innovadores menores de 35 años. Silent Circle, la empresa suiza que fabricó el primer Blackphone, compró la suya. Ahora es el chief scientist, una mezcla entre jefe de laboratorios y visionario que apunta hacia dónde va la industria del móvil. “Es un sector muy cambiante; mi experiencia previa, buscando proveedores, diseñando, pensando desde cero, me ayuda en esta nueva labor”, explica.

Blackphone 2 cuenta con un sistema operativo basado en Android. Estéticamente es sobrio, tanto el software como el hardware, con pantalla especialmente reforzada, cámara de 13 megapíxeles y procesador de última generación de Qualcomm. La cámara frontal es de cinco megapíxeles. La memoria, de 32 gigas, se puede ampliar mediante la ranura para tarjetas MicroSD. La pantalla, de 5,5 pulgadas, invita a tomar el móvil con dos manos. La batería aguanta casi dos días con una sola carga. El sonido de los altavoces sorprende; no es algo que se espere de un celular cuyo reclamo es ser sólido y seguro.

Hace 18 meses lanzaron la primera versión. “Fue el primero hecho, desde cero, con la seguridad en mente. Cada línea de código está revisada para que la compatibilidad sea total”, subraya Agüera.

Mike Janke, cofundador de Silent Circle y presidente, explica cómo han tenido que adaptar el uso de algunas aplicaciones a los requisitos de privacidad del aparato: “En los demás móviles, Facebook sabe si duermes o no”. Como navegador usan una versión propia, creado a partir de Tor, una alternativa segura a Firefox muy popular en los ordenadores.

Según Janke, lo más complicado y a la vez diferencial en Blackphone 2 es que usan las aplicaciones de Google, pero sin compartir datos personales del usuario: “Hemos llegado a un acuerdo que consiste en usar sus aplicaciones de uso profesional sin que se tomen los datos. Así, tenemos Android for work con máxima privacidad”. Este hecho hace que la sensación sea la de tener en las manos un móvil de consumo sin que Google sepa desde dónde es la conexión, quién la hace y sin que pueda poner anuncios.

El hecho de que las comunicaciones estén protegidas, su mayor valor, hace que se pierda cierta fluidez en el uso. Antes de, por ejemplo, adjuntar una fotografía, lo consulta. También si se quiere enviar a Facebook o Twitter. Si se quiere pedir un Uber, hay que dar permiso para compartir la localización en cada ocasión. La misma situación se da con Google Maps. La lista de llamadas, tanto enviadas como recibidas, no se puede consultar sin clave.

Los clientes de Silent Circle, cuyos nombres no desvelan, son gobiernos, ejércitos y 47 empresas de la lista Forbes. “Estos contratos incluyen cláusulas para mantener a salvo la privacidad”, justifica el autor.

Otra peculiaridad es la inclusión de un sensor para evitar el robo de datos. “Cada vez es más común, sobre todo en algunas fronteras de Asia y América Latina, que las autoridades tomen el celular y lo conecten a la computadora. En ese caso, el Blackphone tiene un sensor, físico, que hace que se bloquee y no se pueda acceder a la memoria”, explica. En México han cerrado un acuerdo de comercialización a través de América Móvil, la operadora de Carlos Slim. Las conexiones wifi, tanto públicas como privadas, se encuentran entre los puntos débiles de todo tipo de dispositivos. “Lo hemos resuelto añadiendo una VPN (red privada virtual) en cada conexión”.

El precio pone este terminal al mismo nivel que los modelos de Apple, Samsung y Sony de alta gama. Agüera no cree que sea caro: “Hemos hecho un gran esfuerzo para poder llevarlo al mercado de consumo. Otras soluciones centradas en seguridad oscilan entre 2.000 y 3.000 dólares. Estamos en un segmento caro porque son profesionales con sueldos altos, expertos en seguridad. También nuestro ciclo de desarrollo es algo más largo. No podemos pensar en sacar más de un terminal al año. Todo tiene que estar mucho más probado y asentado”. Son conscientes de la nueva ola asiática, con Oppo y Xiaomi al frente, precio ajustado, alta tecnología, pero saben que no podrían competir. La firma tiene, además, un programa de recompensas para pagar a aquellos que detecten errores. Una práctica que Facebook lleva años promoviendo en su red social. Silent Circle, con sede en Ginebra, cuenta con 30 trabajadores, cifra que espera duplicar en el próximo año.

La creciente tendencia ‘trae tu propio aparato’ (BYOD, son las siglas en inglés) ha hecho que se renueven mucho más los terminales profesionales. Al mismo tiempo, ha traído amenazas de seguridad constantes. 

“Se pierde por completo el control sobre la flota de móviles de una compañía”, expone Janke. Para minimizar este problema, el Blackphone no solo puede borrarse de manera remota a través de su web, sino que también cuenta con tres espacios distintos, como si fueran escritorios de diferentes aparatos con aplicaciones y archivos diferenciados. “Resulta muy útil si se va a viajar a algún país poco fiable”, matiza Janke.