Ciudad de México
En honor a la memoria de su padre fue como Sexy Violeta decidió entrar al mundo de la lucha libre.
Su progenitor la llevaba a las arenas cuando niña, incluso, hasta llegó a pedirle que se convirtiera en gladiadora; idea que Violeta veía como muy poco probable porque no le gustaba el pancracio.
La muerte de su padre, sin embargo, la hizo cambiar de opinión y desde hace cinco años se convirtió en luchadora profesional.
“Mis inicios fueron en el Gimnasio Starman. Cuando perdí a mi padre decidí entrar a la lucha como un homenaje hacia él, así que todo lo que hago es en su honor, porque era muy aficionado y siempre me llevaba a la arena.
“Cuando me dijo que deseaba que yo fuera luchadora, siempre le dije que no, que eso a mí no me gusta, pero mira en dónde estoy ahora. Cada que lucho y que me subo al ring siento que él está conmigo”, confesó Sexy Violeta.
A sus 25 años es madre de dos niños y comerciante en los tianguis para ganarse la vida fuera de los encordados, donde se define como una luchadora a la que le gustan los lances, el llaveo y contra llaveo, porque asegura que es muy entrona.
Entre sus aspiraciones está el consolidarse y llegar a una de las empresas grandes para mostrar sus cualidades.
“Me gustaría formar parte del Consejo Mundial de Lucha Libre o de la Triple A. Como toda persona que practica este deporte mi sueño es triunfar y llegar a los grandes escenarios porque sería sensacional pisar el ring de la Arena México.
“Por lo pronto, me estoy abriendo camino en el terreno independiente. Antes era ruda, pero desde hace un tiempo defiendo la esquina técnica, aunque en mi esencia está la rudeza y no me la puedo quitar. Eso sí, a mis hijos no les gusta que luche, se enojan y se espantan cuando me pegan, pero por ellos mismos quiero llegar al estrellato, para irme para arriba”, finalizó Sexy Violeta.