“Pensé que me iba a morir desangrado. Estuve tirado en la banqueta más de una hora sin que nadie me ayudara, hasta que llegó un joven que amarró mi brazo derecho y taponeó mi pierna, me puso medicinas”, externó aún impactado por la experiencia Juan Alejandro Rodríguez Díaz.
Pintor de vehículos de oficio, con 54 años de existencia, Rodríguez Díaz resultó lesionado por proyectiles de fusiles de alto poder durante una situación de riesgo (SDR) registrada el pasado domingo, en la colonia Benito Juárez, por donde transitaba a bordo de una bicicleta con dirección a una iglesia evangélica.
Internado en un hospital, don Juan Alejandro se sorprendió gratamente al enterarse que ese joven (Jairo García Vázquez) que lo había ayudado a contener la hemorragia estaba parado frente a el, visitándolo en la cama 901 del nosocomio, para ver la evolución de su estado de salud.
Don Juan Alejando extendió la mano izquierda para estrechar la diestra de Jairo. Luego de intercambiar frases de agradecimiento y solidaridad, ambos, desde su respectiva óptica, comentaron lo sucedido.
“Lo recuerdo muy bien a usted”, indicó don Juan Alejandro a Jairo.
“Yo tenia mucho dolor en la muñeca y en la pierna derecha, me salía mucha sangre. Estaba tirado en la banqueta, bajo el sol, cuando lo vi llegar”, agregó.
“Había escuchado que los policías dijeron: ‘abran cancha, abran cancha, ya llegó un paramédico’, y así pasó usted para atenderme. Gracias por salvarme la vida”, dijo don Juan Alejandro.
Jair contestó: “Hice lo que tenía que hacer, como paramédico, como voluntario, y me da gusto que su estado de salud ya está estable”.
Una bala atravesó y causó fractura abajo de la muñeca izquierda, y la otra impactó en el muslo derecho, a la altura de la cadera, siguiendo su trayectoria luego de pegar con el hueso fémur hasta quedar alojada en la vejiga.