“Yo burle a la muerte. Estuve cerca de ella, pero Dios estaba a mi lado”, expresó con una sonrisa en sus labios, un humilde vendedor de tepache que sobrevivió y salió ileso de en medio de una lluvia de plomo.
“Ni tiempo tuve de sentir miedo, escuchaba como pasaban silbando cerca de mi los proyectiles que disparaban los “poli-negros”, pero mi mente solo buscaba un lugar donde refugiarme”.
El hombre dijo que al ver que las patrullas pasaban aceleradas y una de ellas, patinaba llantas a un lado de él, lo que hizo fue enconcharse a un lado del tanque de madera donde tenía su producto.
Pero luego pensó que el material con que está hecho el tanque no sería capaz de contener un proyectil y volteó hacia las instalaciones de CAPUFE, donde un guardia desde su caseta le gritaba “córrale, vengase para acá. Ahí lo van a matar”.
Sin tardanza tomó la decisión y corrió, atravesó la calle y de un clavado, alcanzó la caseta del guardia, donde permaneció hasta que cesaron los disparos y las patrullas se retiraron.
Él vio cuando se retiraron los policías estatales y cuando arribaron los militares, después y luego los ministeriales.