El hombre que se encontró en medio de una brecha del ejido el Guerreño con la cabeza separada de su cuerpo, resultó ser un humilde jornalero que a diario sacaba a pastar el rebaño que tenía bajo su cuidado en un rancho cercano.
El ranchero había salido el pasado domingo de su domicilio hacia el lugar donde tenía el rebaño con la finalidad de sacarlo al monte a comer, se despidió de su esposa e hijos ofreciéndoles que regresaría en cuanto concluyera sus labores cotidianas. Sin embargo, ni él, ni su familiares se imaginaron que estaba por ocurrir un suceso que enlutaría su hogar.
Desde su casa, su esposa y sus hijos advirtieron la presencia de varias camionetas sospechosas y escucharon unos disparos y quisieron advertirle a Cristóbal Varón, de 55 años que de la situación de riesgo que se presentaba muy cerca de donde él andaba.
Pero ya no les contestó el teléfono, por lo que siguieron insistiéndole, temerosos de que algo malo le pasara.
A tanto insistir, una voz desconocida les contestó de mal modo y les colgó de inmediato.
Ya no supieron más de él, hasta horas después en que les contestó una llamada, diciéndoles que "todo va a estar bien ...hijo".
Para entonces la voz de Cristóbal se le escuchaba muy agotada y con insistencia le decía a su hijo que no se preocupara.
El domingo lo esperaban para asar un pollo y convivir con la familia, pero ya no llegó.