El ulular de las sirenas se confundió con el llanto de familiares y compañeros de Amel, durante el emotivo homenaje póstumo que le rindieron en las instalaciones del Cuartel, que por más de 30 años consideró su “segunda casa”.
Durante la ceremonia, hubo comentarios que enaltecieron la labor que brindó García Reyes, “El Catancito”, como cariñosamente se le llamaba la forma como se manejaba en el agua, durante los más de 130 rescates acuáticos en los que participó.
Funcionarios municipales que representaron a la alcaldesa Maki Ortiz recordaron varios anécdotas, así como las frases que acostumbraba expresarse Amel, sin importar los momentos que estuviera viviendo, porque él siempre trataba de dar la mejor cara, aunque los momentos fueran difíciles, tanto luchando contra el fuego o hundido en las aguas corrientes de ríos o canales que fueron los elementos en los que vivió durante el tiempo que prestó su servicios.
Inicialmente sus restos fueron trasladados a bordo de uno de los camiones de Bomberos, con él llegaron al cuartel, donde lo instalaron al centro de una explanada.
Ante la mirada atenta de sus familiares, sus compañeros se formaron frente a su féretro, frente a él desfilaron funcionarios que hicieron uso de la palabra a través de la cual hicieron una remembranza sobre el paso de Amel por la corporación.
Pero el momento conmovió más fue cuando con voz fuerte uno de los comandantes pasó lista y al mencionar el nombre de Amel García Reyes el edificio se cimbró cuando sus compañeros lo hicieron presente.
Luego el toque de “silencio” y como si ese fuera la señal para que el llanto brotara, no solo en los familiares de Amel, sino también en sus compañeros y amigos.
Al final, García Reyes, fue trasladado a la funeraria, donde su cuerpo sería cremado, en respeto a su voluntad.