Atrás de María Felix, de la mujer ícono de la Época de Oro del cine mexicano, no sólo se esconde el secreto al parecer celosamente guardado por autoridades: la muerte violenta de su hermano Pablo Félix en el Colegio Militar.
No. Hay por lo menos uno más: la actriz quien falleció a los 88 años, en la capital del país, el 8 de abril de 2002, día de su cumpleaños, se llevó a la tumba su amor adolescente truncado por una bala.
Había confesado al historiador Enrique Krauze -autor de su única autobiografía autorizada- que tenía una fuerte fijación emotiva con su hermano Pablo.
“El perfume del incesto no lo tiene otro amor”, declaró al investigador,
María de los Ángeles Félix Güereña (su verdadero nombre) nació en Álamos, Sonora, en 1914, fue hija del militar y político yaqui Bernardo Félix y de Josefina Güereña.
Tuvo 15 hermanos, tres de ellos murieron. Creció y convivió con 11: Josefina, María de la Paz, Bernardo, Miguel, María Mercedes, Fernando, María del Sacramento, Victoria Eugenia, Ricardo, Benjamín…y Pablo, con quien su relación era intensa, profunda.
Sus padres, temiendo una relación incestuosa entre ambos, los separaron: internaron a Pablo como cadete el Colegio Militar, donde a los pocos meses él supuestamente se suicidó. Fue un crimen a traición, reviró profundamente impactada, adolorida, la adolescente María de los Ángeles Félix.
La muerte de su hermano Pablo la dejó marcada, se dice que en ese suceso trágico también murió la joven enamorada y nació la mujer indoblegable, de mirada de serpiente, altanera, que la convirtió en diva.
Las investigaciones que durante varios meses realizó la escritora Martha Zamora sobre ese supuesto arrojan claridad, aunque tenue, sobre lo sucedido para poder llegar a la “verdad histórica” como le llaman ahora las autoridades al esclarecimiento de los hechos reales de un suceso criminal impune.
Periódicos como El País, de España, exponen coincidencias, todas ellas haciendo referencia a lo investigado y publicado por la escritora en el libro Heridas, Amores de Diego Rivera.
Hasta hoy existe hermetismo oficial y negación de datos en un caso ocurrido hace más de 80 años, en la Navidad de 1937.
Las autoridades le dieron a la investigación el tratamiento express o fast track conocido como “carpetazo”.
Zamora revela que el dictamen de las autoridades periciales contradice claramente la conclusión de suicidio presentada por la Fiscalía, ya que la víctima presentaba golpes en el rostro y un balazo en el tórax, disparado a corta distancia por las huellas de pólvora encontradas en el cuerpo.
No tenía el clásico balazo del suicida en la sién; era como si alguien lo hubiera “suicidado”, según el dictamen pericial.
No se hicieron las diligencias correspondientes, se ocultaron evidencias y se apresuraron los tramites funerarios para cerrar el caso.
Hasta el día de su propia muerte, a “La Doña” nadie le quitó de la mente que su hermano Pablo…había sido asesinado.