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El periodismo en México es de alto riesgo

Durante 11 meses, Daniel Fernández vivió de cerca los combates entre grupos de autodefensas y el crimen organizado. Hasta las mafias se levantaron en armas porque les obligaban a pagar piso. Sabía que al igual que los entrevistados en el documental Tierra de Cárteles, se exponían a la muerte. Él tuvo que dormir donde estaban las armas y comunicaciones para salir a la cobertura muy temprano donde estaba la información.

  • Por: POR CIRO IBARRA ZAPATA
  • 10 DICIEMBRE 2015 - .
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Daniel Fernández, productor y periodista

Primera Parte

Nadie está preparado para la muerte”. “En México, la cobertura es de alto riesgo”, advierte el coproductor y periodista Daniel Fernández, quien durante 11 meses trabajó en un documental sobre la guerra entre el crimen organizado y las autodefensas en Michoacán.

‘Ninguno de nosotros somos periodistas considerados expertos en cobertura de guerra, pero te vas adaptando a las circunstancias”. “Uno termina durmiendo donde siente hay más seguridad, al lado de donde están las armas, durmiendo con quien tiene las comunicaciones, para el día siguiente salir a la cobertura muy temprano donde está la información”.

Fueron 11 meses de grabación, las jornadas duraban tres semanas en campo para grabar los enfrentamientos, operativos y castigo de las autodefensas encabezadas por el doctor José Mireles contra Los Templarios, quienes no sólo provocaron el levantamiento de los ciudadanos, sino de las mismas mafias a quienes obligaban al pago de cuota o piso.

Daniel Fernández se dijo afortunado de entrar con vida y salir para contar lo que ocurre en esa zona del país donde el Estado no existe, donde la práctica del periodismo es muy                 peligrosa.

“Creo que el mejor ejemplo es Tamaulipas, ustedes tuvieron que cambiar su lenguaje, los códigos de comunicación, la forma en que tenían que protegerse, ustedes saben que hay periodistas que han tenido que cambiar de residencia, el mejor ejemplo es con los locales (Tamaulipas)”,               reafirmó.

Desafortunadamente lo tenemos que decir: la peor parte la tienen los (reporteros) locales, por eso la cobertura no es tan profunda, eso lo saben los colegas, ellos vienen, hacen el trabajo de investigación, hacen su reportaje, pero tienen la posibilidad de salir y nosotros como locales no, dijo.

“Nos quedamos con la peor parte, nos quedamos con el fuego adentro, tenemos a nuestra familia, nuestro patrimonio, el gobierno tiene nuestras cédulas, sabe dónde vivimos, sabe incluso cuándo tenemos que ingresar hacendariamente nuestros registros”, continuó el periodista free lance quien realiza trabajos para la cadena de televisión satelital Al Jazeera, Televisión Central de China y otras agencias internacionales, quien lo requiera.

Para nosotros es la peor parte, reiteró, por eso Artículo 19 y otras organizaciones a nivel mundial saben que “en México la cobertura es de alto riesgo”.

YA NO HABÍA ESTADO

En el largometraje Cartel Land o Tierra de Cárteles, se muestra cómo los ciudadanos armados comenzaron a detener a los secuestradores, capturaban a sicarios y los entregaban a la Policía Federal para que fueran procesados.

Lo vivimos de manera inusitada porque no sabíamos quién era quién, pero después, ya en la reflexión final, luego de que terminábamos de limpiar las cámaras en la noche, decíamos: “Veníamos a esto, sabíamos que ya no había Estado, el Estado en realidad eran los ciudadanos, ellos fueron quienes tuvieron que sustituir al Estado y aquí no hay nadie”, recordó.

“¿De qué lado te haces?, de la parte más fuerte, así sucede, tú te mimetizas hacia el lado que te sientas más protegido, uno termina durmiendo donde están las armas, durmiendo con quien tiene las comunicaciones, para el día siguiente salir a la cobertura muy temprano donde está la información”, señala Daniel Fernández, quien reconoció que desde un principio tenían como meta grabar un laboratorio para la producción de droga y al final se logró el objetivo.

“Desde el primer día sabíamos que queríamos ir ahí y tardamos muchas semanas en conseguirlo, pero lo logramos por eso, por persistencia, por estar todos los días hablando y buscando contactos, la manera en que llegamos al laboratorio de metanfetaminas fue porque se nos descompuso el vehículo”.

De repente pasó un muchacho en bicicleta y nos dijo: Eit, ¿ustedes son los gringos?

Así identificaban a los de nuestro club porque la mayoría éramos altos, rubios, y barbones, pues no había manera de rasurarse después de largas jornadas.

Sí, ¿cómo estás, ¿tú quién eres?, aaah, ahí les mandan un recado.

“Nos dieron un papelito y nos dijeron: en dos horas tienen que estar en tal lado, no teníamos vehículo, lo tuvimos que solucionar, ahí pudimos movernos a tal lugar, llegamos con cámaras y tarjetas limpias, con baterías, improvisamos con nuestros propios teléfonos para hacer iluminación que ustedes vieron, fue una labor ardua pero estuvimos en el momento adecuado, en el lugar adecuado y fue así como lo logramos”,       expresó.

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