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Se acaba el tiempo

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Desplaza tecnología a los relojeros| confirma Francisco Zúñiga; uno de los oficios más demandados en años anteriores hoy atraviesa por una difícil situación



Desde hace cinco años escasearon los trabajos para Francisco Javier Zúñiga en su taller de joyería donde por día sólo acuden 15 personas a solicitar su servicio| lo que representa una disminución del 80 por ciento.



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  • 24 ABRIL 2014 - 06:00 a.m..
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Ahora tiene que permanecer más de 10 horas dirarias en su local para ganar unos 300 pesos y tener dinero para llevar el sustento a su hogar; abre el negocio en punto de las 7:00 horas y tiene que cerrarlo alrededor de las 18:00, tiempo en el que atiende no más de cinco clientes.
Francisco Zúñiga expresó que quienes acuden al taller piden un cambio de batería, reparación de manecillas y de extensibles de los relojes, así como realizar un cambio del vidrio, pero los trabajos de hechura, que eran el fuerte del negocio, se dejaron de efectuar hace más de cuatro años.
“Actualmente sólo estamos sacando dinero para comer, ya no sobra para darnos lujos como antes, cuando teníamos bastante demanda”, sostuvo el relojero.
Dio a conocer que hace aproximadamente 10 años se brindaban alrededor de 70 servicios por día, atendiendo desde cambios de baterías hasta hechuras de relojes solicitados por los clientes.
El oficio de relojero lo practica desde hace 35 años, con el cual pudo sacar adelante a su familia, en la actualidad los servicios brindados sólo alcanzan para subsistir al día.
La difícil situación económica en la región, la tecnología en los celulares y la gran cantidad de comercios que se están abriendo, son la causa principal por lo que la demanda de sus servicios haya caído.
“La situación económica en todos los rubros se ha visto afectada, además de que hay más centros comerciales en las colonias”, reiteró.
El relojero señaló que anteriormente los días con más trabajo eran los fines de semana, iniciando desde el jueves, e incluso no podía comer por la gran cantidad de clientes que se presentaban.
Ahora, sostuvo, los servicios ya no se cobran como antes, se cotizan en 100 pesos o en menos, a fin de que el cliente no se vaya a otro negocio, ya que en el Mercado Zaragoza operan varios talleres similares.
Destacó que hay días en los que sólo se brindan cinco servicios y otros muy activos donde atienden más de 15 personas quienes demandan mantenimiento a sus piezas.
Las personas que acuden a solicitar un trabajo son variados; personas de la tercera edad, jóvenes que utilizan el reloj para trabajar y anteriormente era personal de maquiladoras, pero todo cambió en los últimos cinco años.
Exhortó a la población a no dejar de usar los relojes de pulso porque son una fuente de ingresos para quienes se dedican a este oficio tan complejo, porque hay que conocer el funcionamiento que tiene cada equipo para poder repararlo.



Pasan de moda
Los habitantes prefieren ahora utilizar el celular para saber la hora, dejando a un lado el reloj pulso, aseguran es más práctico revisar el teléfono celular que se convirtió en un instrumento necesario en la vida cotidiana.
Argumentaron que llegaron a utilizar un reloj, pero por los cambios que se han presentado, han optado por dejar de usarlo y aprovechan la tecnología con la misma función, además de que ya pasaron de moda.



Lo cambian
‘‘No me gusta el reloj porque me acalora el pulso.”
José Torres, Jubilado.

‘‘Estamos acostumbrado al reloj digital en los celulares porque es más útil, yo utilizó de pulso por mi trabajo.”
Alex Flores, Enfermero.

‘‘Actualmente usamos el celular para ver la hora, porque cada cuatro minutos estamos revisándolo.”
Kevin Trujillo, Estudiante.

‘‘La tecnología ha influido para que ya no utilicemos los relojes de pulso, ahora tenemos los celulares para ver la hora.”
Clementina Martínez, Trabajadora doméstica. 

‘‘No utilizó el reloj porque tenemos celular y trae la función de reloj, supliendo la necesidad de conocer la hora.”
Eduardo González, Trabajador en compañía.

‘‘Ya no utilizó el reloj, porque tengo el teléfono en el que puedo checar el tiempo.”
Elizabeth Carvajal, Ama de casa.



 

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