A despejar la mente
No hay milagros cuando se trata de enfrentarse a una enorme pila de pendientes
La vuelta de vacaciones puede llegar acompañada de ciertos rituales malditos: poner la alarma, aguantar horas de estudio o trabajo con alto grado de concentración y añadir a las obligaciones de la jornada el resto de actividades complementarias. Hay alimentos que ayudan a soportar la vorágine. Se les llama psicoactivos y estimulan el sistema nervioso. Los más habituales dentro de este conjunto: el café, el té o el cacao.
Un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad Clarkson de Nueva York, la Universidad de Wisconsin y la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oregon concluye que la ingesta conjunta de cafeína y cacao favorece esta concentración, aunque no determina una mayor motivación o niveles de energía más altos.
La prueba se hizo entre 24 estudiantes que debían pasar una batería de preguntas antes y después de consumir cuatro tipos de bebidas en días alternos, a la misma hora. Una era cacao solo, otra agua con colorante, la tercera consistía en este mismo placebo con cafeína y la última, un batido de cacao con cafeína (hasta 70 miligramos). El resultado fue que con esta última se reducía la ansiedad, aumentaba la precisión de respuesta y se omitían errores.
Es decir, que el cacao no solo activa la mente sino que tiene, según analizan, efectos balsámicos. El ensayo, eso sí, fue cofinanciado por la marca estadounidense The Hershey Company, una compañía de chocolates. Entonces, ¿podemos hablar de alimentos que ayudan a trabajar o estudiar mejor? Responde la doctora Yolanda Sanz, experta en nutrición: “No existen los elementos mágicos. Claro que influye que algunos alimentos tengan unas u otras propiedades, pero nada hace milagros. Muchas veces tiramos del ‘toma esto si quieres que…’ y no es real”.
La cafeína atañe al funcionamiento del sistema nervioso central y ayuda a la memoria. “Mejora, sobre todo, el desempeño en tareas de vigilancia y en otras tareas simples que requieran de atención sostenida”, explica Ángela Quintas, experta en nutrición. “También incrementa el nivel de alerta y reduce la sensación de fatiga —tanto mental como física—, pudiendo ser este efecto beneficioso para la práctica deportiva”, aclara, “mientras que el cacao tiene un poder antioxidante, parece reducir el riesgo de enfermedad coronaria, reduce la resistencia a la insulina y mejora de la capacidad cognitiva”. Un reciente estudio del Instituto Politécnico Nacional de México resalta las propiedades de algunos elementos del cacao para prevenir enfermedades cardiovasculares y acelerar la reparación de tejidos coronarios.
Más allá de los alimentos con propiedades específicas para favorecer el estudio o la concentración, la clave, para Quintas, reside en algo más: “Llevar una buena alimentación es muy importante para mantener nuestro cerebro en buen estado. Hay algunos nutrientes que ayudan a potenciar la atención, la concentración y la memoria, como los ácidos grasos omega 3 (pescados azules, nueces...), la vitamina B12 (productos lácteos, carnes, hígado, huevos...), la vitamina K (verduras de hoja verde, como las espinacas, el brócoli, coles de bruselas...), la vitamina E (almendras, semillas crudas, acelga, espinaca...), el magnesio, el hierro, el yodo o los flavonoides (alcachofas, cebolla roja, manzana, cacao...)”.
Igual que Yolanda Sanz, Quintas cree que habría que tener precaución en personas con ansiedad, “cuyo nivel de activación ya es de por sí elevado”; y controlar la cantidad en cualquier caso: “La ingesta de bebidas como el café provocaría un aumento del nerviosismo y esto daría lugar a, por ejemplo, taquicardias, dificultades para dormir o incluso a un empeoramiento del control motor fino”, advierte la experta quien ve, eso sí, “muy buena” la conjunción de cacao y cafeína, las sustancias del estudio.
“El cacao aumenta el flujo sanguíneo cerebral, lo que mejora la atención y la cognición y además reduce los efectos negativos de la cafeína, que aumenta la ansiedad”, un problema que en 2015 afectaba a casi dos millones de personas en nuestro país, un 4,1% de la población, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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