Milán, Italia
Dos remates a puerta. Dos goles. Ambos de Liverpool.
Después de 75 minutos de cautela — hasta de tedio — la clase y la asfixiante presión de los seis veces campeones de Europa prevaleció para derrotar el miércoles 2-0 al Inter de Milán en los octavos de final de la Liga de Campeones.
Roberto Firmino apareció cerca del segundo palo para peinar un cabezazo de Andy Robertson a los 75 minutos.
Otra jugada de pelota detenida acabó en el segundo gol a los 83 minutos. Virgil van Dijk bajó un tiro libre ejecutado por Trent Alexander-Arnold y un Mohamed Salah libre de marca no perdonó para rematar al fondo.
La pelota alcanzó a desviarse para vencer al arquero Samir Handanovic.
Los goles en el último cuarto de hora le dieron a Liverpool un buen colchón para el duelo de vuelta en Anfield el próximo mes.
“Pienso que ambos equipos corrimos mucho riesgo al presionar”, dijo Van Dijk en declaraciones a la TV. “Se trata de pelear duro, de dar batalla cuando tienes el balón, de ser valientes y de tomar las decisiones correctas, sin dejar de apretar atrás”.
El Inter no pudo ensayar un solo remate a puerta a lo largo de 90 minutos y quedó muy comprometido para alcanzar los cuartos de final, una instancia en la que no comparece desde 2011.
La suerte de los campeones italianos habría sido distinta si Hakan Calhanoglu no hubiera remecido el horizontal con su disparo casi sin ángulo en el primer tiempo.
Fue una noche en la que Alexander-Arnold perdió su lugar en los libros de récords del Liverpool, como el jugador más joven en la historia del equipo. Harvey Elliott ostenta ahora este honor, al aparecer con 18 años y 311 días.
Elliott jugó durante los primeros 59 minutos, durante los cuales Liverpool fue más bien decepcionante. Lo más cerca que estuvieron los Reds de marcar fue en el primer tiempo, cuando Sadio Mané remató de cabeza por encima de la portería.
“Fue difícil”, dijo Van Dijk. “Sufrimos, pero era algo que esperábamos también”.