Ciudad de México
Centenas de aficionados del Napoli invadieron la cancha del Estadio Friuli para tocar a sus héroes, desde el técnico Luciano Spalletti hasta Hirving Lozano, el primer mexicano campeón del futbol italiano.
Fue larga la espera, demasiado. Treinta y tres años pasaron desde la última noche gloriosa de Diego Armando Maradona, quien estuvo presente en espíritu porque su imagen aún luce en las mantas, en aquel mural que reunió a varios fans y hasta en el estadio que lleva su nombre y que abrió sus puertas para que los napolitanos vieran en pantallas gigantes el partido contra el Udinese.
A casi 600 kilómetros de distancia de Napoli, el "Chucky" y compañía celebraban la obtención del Scudetto, el tercero en la historia del club. El 1-1 catapultó al equipo a 80 puntos, a 16 de distancia de la Lazio y con sólo 15 por jugarse.
Las lágrimas precedieron a las escenas de júbilo y euforia. Cuando Victor Osimhen empató el partido contra el Udinese, al 52´, se perdió mucha visibilidad en la cancha por el humo de las bengalas. También comenzaba la fiesta al sur de Italia porque ese equipo históricamente maltratado se impuso nuevamente a clubes hegemónicos como la Juventus, el Milán o el Inter.