Ciudad de México
Se acabó el América de las nueve victorias consecutivas, pero retornó el de las gestas.
Sólo así se explica que el Estadio Azteca haya temblado pese a un empate 3-3 contra Santos, gracias a ese sabor a victoria por los goles al 88´ y al 90´+7´, este último de Federico Viñas en un letal cabezazo.
El América no cree en los imposibles, esa es su carta de presentación para enfrentar a Chivas el sábado en el Clásico Nacional.
El partido de ayer pintaba para la catástrofe, primero porque el ex Leonardo Suárez los vacunó con goles al 8´ y a 17´, en los que se cansó de quebrar cinturas, y después porque Carlos Acevedo (el gran ausente en Selección Mexicana) evitó goles cantados de Diego Valdés, Henry Martín y Brian Rodríguez.
Santos hizo sangrar a las Águilas, sobre todo cuando Harold Preciado culminó con una diana al 64´ aquel contragolpe que irritó a los azulcremas, quienes consideraban que hubo falta al inicio de la jugada.
Sólo que este América no se rinde. Su técnico Fernando Ortiz no miente al decir que la unión de grupo es la mayor fortaleza, porque esa aparece cuando se falla en las decisiones o en la contundencia. El equipo no dejó de atacar pese que al 86´ perdía por dos goles; era hora de apelar a ese ADN de las remontadas.